¿LA CONOCÍAS?

La pequeña ciudad de Portugal que es una de las más antiguas de Europa y tiene un castillo medieval

Con dos murallas, un castillo medieval y muchos restos arqueológicos que datan desde el Neolítico, esta ciudad a orillas del río Sado, en el Alentejo de Portugal es una de las más antiguas de Europa, y tiene un encanto que te enamorará.

Alcácer do Sal

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Portugal nunca deja de asombrar con sus preciosas ciudades, paisajes de cuento y costas paradisiacas. Hace poco os hablábamos de Faro, una ciudad que cada vez escogen más personas como destino turístico. Si seguís con gusanillo de conocer más en profundidad a nuestro vecino, hoy en Viajestic os hablamos de Alcácer do Sal, en el Alentejo Litoral.

Alcácer do Sal
Alcácer do Sal | Imagen cortesía de Turismo de Alentejo

Alcácer do Sal lleva estando habitada desde tiempos remotos, como demuestran la gran cantidad de yacimientos arqueológicos que se han ido encontrando en la localidad. Se han encontrado restos que datan desde el Neolítico, además de asentamientos griegos, fenicios y de varios otros pueblos del Mediterráneo.

Gracias a su ubicación privilegiada sobre la orilla derecha delrío Sado, Alcácer do Sal, antes denominada Salacia Urbs Imperatoria tuviese una gran importancia en la red del Imperio Romano. A través del Río se podían transportar mercancías desde el interior hasta otros territorios romanos por agua, lo que hizo de esta ciudad un enclave de gran importancia. Estuvo también poblada durante el dominio árabe de la península, que sirvió de capital de la provincia de Al-Kaser.

Hoy en día, aunque ya no goce de la importancia miliar y comercial de antaño, Alcácer do Sal mantiene su encanto y sus fortificaciones. Uno de los elementos de mayor interés turístico es su castillo medieval, que se ve desde prácticamente todo el municipio. Se pueden visitar las dos murallas que lo protegen, incluso podréis acceder a algunas de las torres musulmanas que fueron erigidas en la muralla, una de ellas incluso ha sido restaurada y reconvertida en la Pousada D. Alfonso II. Para llegar hasta la fortaleza tendréis que recorrer unos caminos escalonados, rodeados de arquitectura tradicional portuguesa; un paseo imprescindible.

Sus casas blancas de techos de teja pegadas a la ribera crean un ambiente perfecto para pasear, y desde cualquier elevación las vistas son privilegiadas. En la ciudad podréis encontrar también la Iglesia de Santa Maria do Castelo y la Cripta Arqueológica, dos visitas imprescindibles si visitáis Alcácer do Sal.

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