Un oficio de alto riesgo: 'cazadores de tormentas' en Instagram

Es casi al dedillo el argumento de una película: un grupo de investigadores, apasionados por los tornados, persiguen a lo largo de todo Estados Unidos las inclemencias meteorológicas más terribles para tratar de analizarlas. Aquella cinta despertó la vena más aventurera de muchos niños que hoy son mayores y, lejos de haber aprendido la lección, han convertido su sueño en un oficio. Hay gente para todo...

Los hay que invierten su dinero, su tiempo e, incluso, ponen en riesgo su vida para capturar la instantánea más espectacular de estos fenómenos naturales. Y su equipamiento no es mucho más sofisticado que el de 'Twister': a algunos les basta con un coche y un smartphone.

Las nuevas tecnologías han dado alas a los temerarios que, cuando suenan las sirenas advirtiendo la llegada de un tornado, prefieren salir en busca de una foto que correr para salvar su pellejo. Cualquiera puede descargar en su dispositivo una de las muchas apps que ofrece datos meteorológicos en tiempo real y lanzarse a la aventura.

Los hay que se lo ha tomado tan en serio que han llegado a construir sus propios vehículos, supuestamente preparados para resistir los embates de una tormenta de estas dimensiones. Es el caso de Reed Timmer, uno de estos cazadores 'amateur' o, como él mismo se denomina, “meteorólogo extremo y cazador de tormentas que ama el mal tiempo”.

Pero no es oro todo lo que reluce. A veces, se convierten en todo un incordio para los investigadores profesionales. Los expertos afirman que estos intrépidos aficionados pueden provocar colapsos en las carreteras y obstaculizar la respuesta de los servicios de emergencia que se desplazan hasta la zonas afectadas.

¿Por qué Instagram?

El cazador de tormentas Nevin DeMilliano afirma que la red social de imágenes propiedad de Facebook es el lugar idóneo para compartir las fotos de una tormenta por su enorme repercusión. Sucede como con los vídeos en YouTube: acaparan la atención de miles de internautas y tienen un impacto que puede beneficiar el aficionado cazador que se lanza a la aventura.

Las secuencias e imágenes que cuelgan en la Red acaban a menudo en los informativos, con los efectos beneficiosos para la marca personal que eso entraña. Además, a veces casi sin querer, estos cazadores de tormentas contribuyen en cierto modo a la divulgación de la ciencia. Como dice DeMilliano, gracias a sus imágenes la gente puede ver en su móvil instantáneas de tornados y familiarizarse con ellas.

Y esta labor no es solamente positiva de cara a los menos duchos en la materia. Si ningún equipo de experimentados investigadores es capaz de llegar a tiempo al lugar donde se está produciendo un tornado, ¿quién dará cuenta de ello? Pues los aficionados cazadores de tormentas, que se lanzarán a la búsqueda de la mejor imagen y dejarán, de paso, constancia de todo lo que sucede sobre el terreno, para que después lo analicen los profesionales.

Por si los quieres seguir, Grayson Schaffer, J Jason Bagby y Aaron Hill son algunos de estos aventureros a la caza del tornado perfecto. Una pasión con la que, al tiempo que nos regalan imágenes espectaculares, también realizan una importante labor de información y contribuyen –a su modo- al avance de la ciencia.