CIENCIA
Clonar a tu perro o gato: ¿buena idea o ilusión peligrosa?
Aunque la clonación de mascotas ya es posible, el resultado puede decepcionar y los riesgos pueden ser significativos.

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Clonar a tu mascota suena para muchos como una segunda oportunidad. Pero la realidad demostrada por la ciencia es más dura de lo que parece. Te contamos los detalles.
Tal y como revela la profesora de la Universidad de Nottingham Trent Jacqueline Boyd en el medio The Conversation, el proceso de clonación requiere extraer el material genético del animal original e implantarlo en un óvulo vacío. Ese óvulo se convierte en embrión y se implanta en una hembra gestante.
Aun cuando la técnica tiene éxito, (algo que ocurre en alrededor del 16% de intentos) el clon resultante no es una copia exacta. Su ADN puede ser idéntico, pero factores como la epigenética (la forma en la que los genes se "encienden" o "apagan" durante el desarrollo) influyen muchísimo. Esto puede alterar el color del pelaje, la apariencia e incluso el carácter del animal.

Además, los animales clonados enfrentan un mayor riesgo de sufrir problemas de salud.
Y hay algo más: muchos expertos y defensores de los animales aseguran que la clonación no resuelve realmente el vacío que deja la pérdida de una mascota. El clon tendrá un cuerpo parecido, pero no los recuerdos ni la personalidad del original. Por ello, recomiendan considerar otras opciones, como la adopción de mascotas.
En definitiva, clonar una mascota puede sonar como volver a tener a ese compañero, pero la ciencia y la ética muestran sus límites. El animal resultante puede ser muy distinto, con riesgos y sin garantía de recuperar lo que realmente se ha perdido.
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