Si por algo resulta fascinante la personalidad del personaje interpretado por David Morrisey, el Gobernador, es por su pasmosa habilidad para oscilar entre el amor y el odio, la vida y la muerte, sin miramientos ni desasosiego alguno. Lo mismo se muestra como comprensivo amante que como desamparado padre, para luego ser el más feroz de los mandatarios... En este episodio demuestra además que no está dispuesto a que nadie termine con sus planes, se llame como se llame y cueste lo que cueste.

Mientras tanto el grupo de rescate consigue adentrarse en los edificios de Woodbury, y acercarse un poco más a Glenn y Maggie, que juntos tratan de no perder la esperanza. Rick y Daryl parecen poco convencidos de que Michonne no le esté tendiendo una trampa, una desconfianza de la que la joven no consigue deshacerse por mucho que su espada siempre esté lista para cortar unas cuantas cabezas.

Cuando Merle cumple las órdenes del Gobernador, que quiere deshacerse de sus prisioneros sólo para que nos lo vea su amada Andrea, Glenn está preparado para no darle la más mínima oportunidad y tanto él como Maggie atacan a sus secuestradores. Aunque en un principio no les sirve de nada, el ruido que provocan las balas ayuda a que Rick y los suyos localicen a sus amigos, y se acerquen al lugar en el que están retenidos. A pesar del conato de huída, Merle consigue atrapar de nuevo a las pareja de enamorados, que parecen vislumbrar su triste final antes de despedirse. Sin embargo, sus amigos llegan a tiempo para alejarles de las manos de sus secuestradores. Botes de humo, disparos sin rumbo y carreras desesperadas antes de que cunda el pánico y los rumores se extiendan por el pueblo.

Pero la batalla no se libra sólo en las principales calles de Woodbury, y Michonne busca ajustar viejas cuentas desde el salón de la casa del Gobernador. Allí descubre que sus malos presentimientos eran algo más que meras sensaciones y el hombre que hizo que su amiga Andrea se rindiese a sus pies no es más que un loco enfermo que trata de comprender, a su manera, un mal para el que nadie tiene explicación. Es entonces cuando el Gobernador muestra su mayor momento de debilidad en la serie, aunque Michonne se mantiene firme en sus propósitos y no olvida sus intenciones. Sin embargo, ante la aparición de Andrea, debe posponerlas y volver a reunirse con el grupo, que ha vsito como uno de sus componentes moría y otro desaparecía. Lo que iba a ser un fugaz rescate se convierte entonces en un intercambio de víctimas que les obliga a posponer su regreso a la cárcel, donde unos nuevos compañeros les esperan. Los planes del Gobernador para dar un nuevo aire bíblico a su particular circo, provocarán que el grupo de rescate tenga que asumir nuevos riesgos si no quieren volver a la que ahora es su casa con más pérdidas de vidas humanas.

Lo mejor del capítulo: Michonne, que a pesar de no conseguir plenamente aquello que se había propuesto demuestra gran valentía y coraje a lo largo de todo el episodio. Además es la responsable del nuevo look del Gobernador, que le otorga, si cabe, un aspecto más acorde con su personalidad.

Lo peor: Andrea, como ya señalaron previamente mis compañeras de blog. Porque estoy cansada de sus caras de mujer sorprendidísima que sin embargo decide permanecer junto a un ogro para seguir disfrutando de un techo. Ni estómago ni orgullo tiene la mujer.