Tor: una historia de Carles Porta

"Si preguntan por mí, no sabes dónde estoy": el miedo de Sansa tras la sentencia que lo declaraba único propietario de la montaña de Tor

Carles Porta descubrió tras la muerte de Sansa que lo primero que había hecho cuando consiguió legalmente en 1995 ser el único dueño de la montaña fue cambiar de abogado. También instensificó "el reclutamiento de hippies" y empezó a esconderse. Tenía miedo. Pero, ¿de quién?

"Si preguntan por mí, no sabes dónde estoy": el miedo de Sansa tras la sentencia que lo declaraba único propietario de la montaña de Tor

Cuando en 1995 el juez de Tremp declaró que Sansa era el únicodueño de la montaña de Tor, lo primero que hizo fue cambiar de abogado, por lo que dejó colgados a Ruben Castañer y a los ingleses. Nueve días necesitó para dejar tirados a los que le habían ayudado, precisamente, a demandar a los vecinos. Ante la sentencia que, claramente, favorecía a los inversores y al agente inmobiliario, intentaron ponerse en contacto con él, pero parecía que había desaparecido.

El objetivo de Sansa

La única misión de Sansa era quedarse con el arrendamiento completo de la montaña, aprovechando la sentencia del juez de Tremp, que declaraba al resto de condueños como no propietarios.

"A partir de la sentencia, la responsabilidad le pesaba", asegura Gregori, uno de los hippies que acompañaban a Montané. Parece ser que Sansa no veía la posibilidad de convertirse en socio único, por lo que cuando el juez le dio la razón tuvo que replantearse todo. "Soy capaz de volver a hacer la sociedad", le dijo Sansa a Gregori.

Pero ni siquiera se quedó en el pueblo. "No quería que lo encontrasen. Me dijo que si desaparecía no nos preocupásemos, por eso nadie sospechó que estuviese muerto", cuenta el hippie.

La muerte de Sansa

En el pueblo se especulaba que la intención era darle una paliza para que se asustase, pero parece que fue "excesiva". "Quizá no se esperaban que un hombre 70 años se resistiese, pero es que era un tipo fuerte y ágil", añade Gregori. Si hubo resistencia, esto provocó una pelea más intensa y el cuerpo reveló que no lo mataron con un palo, sino con un arma circusntancial. "Si tienes una idea hacer algo vas con un arma, pero (su asesino) no parecía tener una idea", concluye.

Algunas miradas apuntan a que Ruben y los ingleses podrían haber contratado a algún sicario. Sin embargo, nada se confirma ni se desmiente; es más, incluso Ruben describe a Sansa como su amigo: "Me arrepiento de no haber tenido la visión suficiente cuando había tanto mal. Tendría que que haber cogido y haber cortado cuanto antes, sobre todo, para evitar la muerte de mi amigo Montané"

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