El mito del amor romántico está presente en todas las comedias románticas desde el nacimiento del género en los años 30 hasta los títulos más famosos de los años 90 y los 2000 con los que todos hemos crecido y que, sin embargo, no representan a todo el mundo. Y eso es algo que Guillem Clua ha querido cambiar. Lo hizo hace diez años con la obra de teatro que ahora adapta en la serie 'Smiley' que se puede ver en Netflix desde el 7 de diciembre. "No hay comedias románticas LGTBI y de ahí surge la necesidad de Guillem (Clua) de contar esta historia. Él es muy fan del género pero todos los referentes que tenía eran personajes heterosexuales", explica Miki Esparbé.
El actor de 'Reyes de la noche' es Bruno, uno de los protagonistas de 'Smiley'. El otro es Álex y quien le da vida es el actor Carlos Cuevas, conocido por su papel en 'Merlí'. Desde AhoraQuéSerie hemos podido charlar con los tres sobre amor, sufrimiento y referentes. La serie de ocho episodios que llega a Netflix es una adaptación de la obra de teatro de Guillem Clua que Albert Triola y Ramón Pujol protagonizaron recorriendo toda España. El texto además ha viajado fuera de las fronteras gracias a que ha su traducción a numerosos idiomas. Sin duda "un gran viaje" para algo que Clua nos cuenta que comenzó como una broma: "La obra surgió de una conversación con un grupo de amigos sobre mi vida sentimental y comenzó en una sala de 40 localidades". Y de ahí ha pasado a ser una serie que llegará a más de 190 países. Clua confiesa que con la llamada de Netflix le "explotó la cabeza" porque con el éxito de la obra ya creía que "había llegado al máximo de lo que Smiley podría dar". Pero estaba equivocado y había mucho más.
Álex y Bruno son los protagonistas de la serie, no pueden ser más distintos y habría sido muy poco probable que se encontrasen de no ser por el mensaje que Álex deja por error en el buzón de voz de Bruno al marcar mal un número desde el teléfono fijo del bar en el que trabaja en Barcelona. Y alrededor de ese bar y también del estudio de arquitectura en el que trabaja Bruno es donde van a suceder todas las historias de amor y desamor de la serie, la mayoría entre personas personas LGTB, pero no solo.
Y es que, a diferencia de la obra de teatro, ya no solo hay una pareja ni una sola historia. La adaptación a serie supone otra dimensión, mayor incluso que la de una adaptación para cine (que llegó a plantearse). "Una serie expande el universo en todas direcciones y tiene posibilidades múltiples, asegura. Lo que ha querido contar con la serie es “que no hay solo una manera de amar. Lo bonito es que hay diferentes maneras de entender el amor y el desamor en diferentes momentos".
Lo que está claro es que 'Smiley' no niega lo que es, al revés lo lleva muy a gala. Es una comedia romántica y además ambientada en Navidad para añadirle emotividad al asunto porque como dice Clua "que no nos de vergüenza emocionar y que no nos de vergüenza la lagrimita, que vamos a jugar a eso, que vamos a por todas y el público que va a ver Smiley tiene que ir a por todas porque les vamos a ofrecer esto, mierda de la buena". Las referencias al género son evidentes con menciones explícitas como 'La fiera de mi niña', entre otras comedias de Howard Hawks o Norah Efron y están también están en todos esos enredos, encuentros, desencuentros y en la atracción inevitable entre los protagonistas. "Los caminos que recorren los referentes que he mencionado son paralelos y se retroalimentar entre sí. Hemos querido hacer un homenaje sin tapujos sin complejos a la comedia romántica. Nos lanzamos a la piscina con todas los elementos de la comedia romántica, los adoptamos como propios, los transgredimos y los convertimos en otra cosa, pero sobre todo tenemos siempre la prioridad de hacer reír y de emocionar".
Cuevas y Esparbé también han visto muchas de esas comedias románticas, las que se mencionan y otras que no. "Era importante empaparse con el tono, aunque viéramos la obra hace unos años, para la musicalidad de los diálogos empaparnos de ese tipo de pelis era un apoyo muy bueno", afirma Esparbé. Eso sí, no hay ni una película con protagonistas que no sean heterosexuales y por eso se hace más necesaria 'Simley' "para que no se hable solo de dos títulos". El otro sería 'Heartstopper', la serie que fue un boom y que muchas personas describieron como la serie que habrían querido ver de adolescentes. Ambas van a compartir plataforma, Netflix que de echo acaba de recibir un premio ODA como altavoz de la diversidad. Los dos protagonistas reconocen que no vieron el anterior fenómeno porque les pilló "en pleno rodaje", pero aseguran que están encantados de sumar referentes porque "es una cuestión de normalización" no solo para personas del colectivo.
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Smiley es para otra franja de edad, más adulta, y refleja a una generación que, desencantada de la tendencia de las aplicaciones de citas, busca otra cosa. En eso están de acuerdo Álex, más positivo, superficial y de vivir el momento; y Bruno, más intelectual y un romántico empedernido que cree en la conexión del destino. Pero por muchas ganas que tengan de enamorarse les va a tocar sufrir. "Los personajes sufren porque buscar el mor no es fácil y llevan una mochila bien cargada de algún disgusto que se han llevado", nos cuenta Cuevas. "Tienen muchas ganas de que les pase lo que les pasa, pero ellos son los primeros que no se dan cuenta de que lo que están viviendo es muy bonito", añade. Para Esparbé la clave es "el miedo a entregarse a la experiencia porque siempre está la posibilidad del rechazo".