"Pioz es un pueblo de oportunidades", asegura Antonio Zaplana, propietario de la agencia inmobiliaria en la que Marcos Campos alquiló el chalet en el que tiempo más tarde se perpetró el brutal crimen en el que un asesino acabaría con su vida y la de su familia en 2006. "En marzo recibimos un correo electrónico de un cliente interesado en alquilar vivienda en Pioz", narra en 'No se lo digas a nadie', una serie de ATRESplayer PREMIUM. El dueño de la agencia inmobiliaria afirma que el momento de la firma del contrato fue "peculiar". "El cliente llega tarde y sobre todo con ganas de tener las llaves de su casa e iniciar esa nueva vida, que yo detectaba que él quería ya", asegura ante las cámaras.

Campos llevaba el dinero en efectivo "con billetaje" de 20 y 50 euros. "Eran unos billetes muy usados y como si hubiesen estado guardados en algún sitio húmedo". Fue aquí cuando comenzó a "focalizarse" en él. "Por ejemplo, la gente que alquila un inmueble, que luego lo va a dedicar a plantar marihuana, es gente que se mueve con efectivo, con mucho efectivo". Zaplana empezó entonces a hacerse preguntas: "¿Este cliente de dónde sale? ¿De dónde ha aparecido y cómo ha llegado aquí?".

El agente inmobiliario que contactó con él en persona y le llevó en su propio coche a ver la vivienda es Jesús Iglesias. "Han pasado ya cinco años y... y yo lo recuerdo y me cuesta dormir", asegura en esta docuserie. La experiencia le ha dejado marcado de por vida. "Desde la parada puede haber perfectamente dos kilómetros, dos kilómetros y medio. El transporte público solamente llega al núcleo urbano. Iba a ser algo complicado el vivir en una urbanización allí sin un medio de transporte privado", narra.

"Para mudarse a este tipo de urbanización, sin tener coche, es por temor a algo", opina Julián Jiménez, que trabajó durante dos años como vigilante de seguridad en Pioz. Lo que más le llamó la atención fue el aspecto físico de Marcos. "Se ve que era un hombre alto, fuerte, y con un gorro que... Habitualmente, en la urbanización no lo ves".