Víctor Díaz-Cardiel era un habitual, junto a otros como Julián Grimau, de las revueltas obreras en los tiempos del franquismo. Cuando la policía del régimen fue a por este jovencito de hoy 88 años, con la ayuda de los compañeros, se burló de los agentes: "Me bajaron y entonces ya me cogió la gente y me sacaron por la puerta de arriba", comenta en el vídeo sobre estas líneas a laSexta Columna.

En ese momento comenzaron tres años de vida en la clandestinidad donde cualquier cosa era un susto. Díaz-Cardiel explica que un día que salía para una entrevista se encontró con una cara muy conocida: "Digo 'ya me han descubierto' y era Puskas, el futbolista húngaro que salió exiliado de su pueblo y se vino a vivir a Madrid, y me encuentro que es vecino mío", recuerda el sindicalista, que asegura que en ese momento "me pegué un susto que casi no me he levantado todavía".

Finalmente, el exdirigente del Partido Comunista comenta que fue descubierto por "una imprudente muchacha que dijo dónde vivía". Tras esto, Víctor pasaría muchos años en varias cárceles de España, condenado en muchas ocasiones por el Tribunal de Orden Público: "Tiraron la puerta, entraron como unos bellacos, me fueron breando, pegándome puñetazos en la cabeza, en el estómago, patadas", afirma Díaz-Cardiel sobre cómo fue su detención.