Escondido entre las dehesas de Cáceres está Logrosán. Un pueblo de 2.000 habitantes cuya economía pide ayuda a gritos.La retinta, su vaca autóctona, ha sido siempre su gran recurso pero hoy pocos pueden ya subsistir de ella. Aprovechando las ayudas que da el Gobierno a las energías renovables, la empresa Abengoa ha montado en Logrosán el complejo solar más grande de Europa.

En las imágenes pueden ver una de las 20 centrales que entraron en funcionamiento en 2012 gracias en parte a las primas que el Gobierno da a las energías renovables. El año pasado estas ayudas fueron 889 millones para toda España. Una inversión que en Logrosánha creado empleo inmediato.

La llegada de nuevos trabajadores ha revolucionado el pueblo. El aumento del consumo se ve en bares llenos y negocios recién abiertos. Incluso han logrado lo impensable: abrir en la España rural una tienda de ropa para bebés. Todo adaptado para los nuevos vecinos.  Además, el restaurante de Ángel sirve el catering para la planta termosolar y en la casa rural de Catalina hay varios trabajadores alojados. Los dos negocios se han salvado del cierre. 

Vigo y la Citroën
Las subvenciones también son vitales en localidades mucho más grandes como Vigo. Aquí, una parte importante de la población vive directa o indirectamente de una fábrica. La Citroën. Casi todo en la ciudad gira entorno a esta factoría: el nombre de una calle, el coche oficial del presidente de la Xunta, o el patrocinador de su equipo, el Celta.

La planta da trabajo directo a 7.000 personas y a 19 mil más de manera indirecta. Casi todos aquí tienen alguna relación con la factoría, incluido un vecino ilustre: Oscar Pereiro. El ganador del Tour de Francia 2006 está muy agradecido a la Citroën. Su padre trabajó allí durante 30 años.

Sin embargo desde hace 4 años, las ventas de coches caen en picado. En 2012, solo se vendieron 700.000 vehículos, el peor dato desde los años 80. Por eso, para evitar la sangría de despidos en factorías como ésta, nacen las ayudas del Gobierno al automóvil. En total 330 millones para incentivar la compra y 1265 millones más, en créditos para la producción. Una ayuda que pretende salvar del hundimiento a la segunda industria del país.

Villalvino, un pueblo al límite que depende de las subenciones
Si hay un lugar que depende de subvenciones públicas ese es Villablino, en León: un pueblo al límite.  La mayoría de sus casi 11.0000 habitantes viven de las minas de carbón. Hasta ahora han subsistido gracias a las ayudas del estado. Ese dinero ha servido para pagar prejubilaciones por el cierre de minas no rentables y evitar la muerte económica de muchas comarcas.

Pero las ayudas al carbón se acaban: se han reducido drásticamente y en 2018 se eliminarán por completo. Las consecuencias ya están en la calle.
De las 7 minas que había, sólo funcionan 2. Una de ellas es 'La escondida' donde  siguen trabajando treinta mineros, pero llevan 3 meses sin cobrar porque las ayudas del año pasado no llegan.

Parte de las subvenciones destinadas al pueblo estaban destinadas a reconvertir la industria local e instalar aquí empresas alternativas. Pero nada de eso ha ocurrido.
El drama de Villablino se ve en sus calles. En los últimos 10 años, ha perdido casi un 18% de población. Hay cientos de casas abandonadas, comercios cerrados y otros a punto, por falta de clientes