Así cuenta Sivia su historia en el Ejército: "Mi superior inmediato en esos momentos era un sargento y le dije que si en vez de tirarme podía poner la rodilla y me dijo que no, que si no valía para el Ejército que había más trabajos. Ahí empecé el arresto de 14 días. Como me dolía fui al médico y me dijeron que era malo".
No queda ahí la historia, pues tras ser dada de baja, el arresto de Silvia sigue ordenado. "El arresto sigue para delante. Cumplo los 14 días", explica Silvia. Tenía cáncer y aun así tuvo que cumplir 14 días de arresto domiciliario. En cuanto pudo se reincorporó al Ejército. Ya había pasado el tratamiento con la quimio pero seguía con radioterapia. Al poco tiempo, le ocurrió algo aún peor.
"No me renuevan. En base a que no he pasado un reconocimiento médico, que obviamente no lo puedo pasar porque estoy enferma", explica.
El Ejército decidió prescindir de Silvia. Ella culpa a su superior: un capitán que, según cuenta, le hizo la vida imposible. "Eran sanciones tras sanciones. Ya eran por tonterías, si cruzaba una mirada con él decía que me iba a arrestar por mirarle mal", cuenta Silvia.