Meses antes de las elecciones autonómicas de 2003, se había celebrado la boda de la hija de Aznar, evento en el que todavía no se reconocía a ciertos personajes engominados en corrupción. "Veníamos de la boda de la hija de Aznar, del malestar en la calle por la reforma laboral, del Prestige, de la invasión de Irak...", era un cúmulo de circunstancias que permitía aventurar que la izquierda podía haber sacado un buen resultado, como así fue, indica Felipe Serrano, periodista y autor de 'El Tamayazo: crónica de una traición'.
"Poco a poco el Partido Popular fue perdiendo el pulso de la calle y eso lo aprovechó Simancas, que se enfrentaba a una candidata mucho menos popular, que había sido ministra de Cultura, Esperanza Aguirre. Ella no tenía el carisma político que le dieron las legislaturas que tuvo como presidenta de la Comunidad de Madrid", recuerda Alfonso Pérez Medina, responsable de Tribunales de laSexta.
Frente a esa España de Aznar surgió Rafael Simancas. "Dijimos no al Prestige, a una guerra injusta y le vamos a decir no a Aznar y a sus políticas", defendía Simancas, candidato socialista a presidir Madrid en 2003.
Simancas iba a apuntar en sus mítines, por encima de todo, a una enemiga que encendía a su público: la especulación urbanística. El socialista quería poner "pie en pared a la especulación urbanística en Madrid" apostando por "el derecho a acceder a una vivienda digna en condiciones razonables", que fuera "accesible y de calidad".
"Simancas se había declarado en contra de la especulación urbanística, era el momento dorado del ladrillo, había una situación de ebullición urbanística que podía prosperar hasta límites insospechados, como luego así fue", añade Felipe Serrano.
"El señor Aznar se jactaba de que en España se construían más viviendas que en Francia y Alemania juntas y era verdad, el problema es que esas viviendas que se construían servían para especular. No servían para que la juventud tuviera una vivienda donde construir su vida y su familia. Las consecuencias de aquello las seguimos viviendo y más en la Comunidad de Madrid, donde sigue gobernando el PP", analiza Modesto Nolla, diputado de la Asamblea de Madrid entre 1995 y 2021.
"Lo que no me deja dormir algunas noches es pensar cuántos jóvenes no tienen hoy vivienda, siguen con sus padres, o no pueden vivir en Madrid. Yo no pude cumplir mi programa. Yo fui a Viena y allí un 20% del parque viviendas es público, barato, de alquiler. Quería hacer eso en Madrid y no pude hacerlo. Eso es lo que me quita el sueño", afirma Simancas echando la vista atrás.
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