Tras el asesinato de su hermana pequeña en la matanza del mercado, el periodista Boban Milic, bosnio, perdió la esperanza por la vida. Dejó de huir de las balas que cruzaban continuamente Sarajevo, hasta que el hallazgo de una bala en la cuna de su bebé le hizo darse cuenta de la necesidad de salir del país.

Los ataques eran indiscriminados. En las guerras de Yugoslavia los niños eran objetivo militar. El fotoperiodista Gervasio Sánchez pudo capturar la tragedia de Nalena, una pequeña de 82 días huérfana de padre por la guerra y alcanzada por un proyectil que golpeó la ventana de su casa. Esa misma noche murió. "Desde entonces, cada vez que vuelvo a Sarajevo la llevo flores", ha confesado.