Al grito de "no somos animales, fuera los bozales" y "bote, bote, bote, aquí no hay rebrote", un gran número de personas se concentró en Madrid el pasado mes de agosto para negar en masa la existencia del coronavirus. "Estamos hoy aquí para denunciar que esto es una falsa pandemia", aventuraron a decir algunos. Una protesta que rechaza la comunidad científica de forma tajante.

"A mí me gustaría, como a cualquiera, pensar que el virus no existe y que no ha habido muertes, o funcionar sin mascarillas ni distancia social", ha señalado Guillermo Fouce, doctor en psicología, que ha precisado que estos negacionistas "se aprovechan de esta inseguridad y de estos vacíos de información para construir un discurso más sencillo y simplificador, aunque esté basado en mentiras". Algo que hace "sentir mejor".

"Teniendo en cuenta la extensión del virus que estamos teniendo, que no tenemos vacunas ni tratamientos y está muriendo gente, el hecho de negar que existe este virus viene de gente irresponsable", ha denunciado Africa González, catedrática de Inmunología en la Universidad de Vigo, que ha añadido: "En una sociedad moderna y culta, personas que lo niegan tienen muy poco que decir".

En la manifestación en el centro de Madrid estaban en contra de la mascarilla. En plena pandemia de coronavirus, ha llegado otra, la de conspiranoicos y sus bulos. "Los argumentos conspirativos son los que mejor funcionan en las redes sociales, el tráfico de la conspiración genera mucha más publicidad", ha señalado Rafa Vilasanjuán, director de Análisis y Desarrollo Global de ISGlobal.

"El problema de las redes sociales es que no sabemos sesgar o seleccionar qué información de la que hay ahí es válida o no. Ellos (los negacionistas) señalan cuál es la información que les puede beneficiar. Generan bulos y piden que dejen de escuchar a los medios convencionales de comunicación, al Ministerio o a la OMS, y que busquen sus medios alternativos", ha denunciado Fouce.