El cinco de septiembre de 2002, 10 meses antes de que se produjera el 'tamayazo', España 'celebró' la boda de la hija de Aznar sin reconocer todavía a ciertos invitados, personajes que serían perseguidos por delitos de corrupción. "Veníamos del Prestige, de la invasión de Irak, de la boda de la hija de Aznar, del malestar en la calle por la reforma laboral", recuerda el periodista Felipe Serrano.

"Diríamos que era un cúmulo de circunstancias que permitían aventurar que la izquierda podría haber sacado un buen resultado, como así fue", agrega el autor de 'El tamayazo: crónica de una traición". Alfonso P. Medina, responsable de Tribunales de laSexta, reflexiona sobre cómo "poco a poco" el PP fue perdiendo "el pulso de la calle", algo que Rafael Simancas supo aprovechar. En sus mítines y discursos apuntaba, por encima de todo, a una enemiga: la especulación urbanística.

Ante los anuncios de Aznar sobre la construcción de "650.000 viviendas en España, más que en Francia y Alemania juntas", estaba el discurso contrapuesto de Simancas, basado en la vivienda protegida, el derecho al acceso a una vivienda digna... "No me deja dormir algunas noches pensar cuántos jóvenes no tienen hoy vivienda, o siguen con sus padres o se han tenido que ir de Madrid porque yo no pude cumplir mi programa", asegura. "Yo fui a Viena y me enteré de que un 20% del parque de viviendas es público, con alquiler barato", rememora Simancas, quien reconoce que quiso hacer "algo así en Madrid".