Salvados se adentra en el día a día de las temporeras que trabajan en la recogida de la fresa, un trabajo sacrificado pagado a seis euros la hora.
Jordi Évole habla con una temporera de Marruecos que explica que "es duro los primeros días, pero después el cuerpo se va acostumbrando". Ella asegura que se encuentra bien, que nunca ha tenido miedo trabajando, que sabe que el 8 de marzo es el día de la mujer, pero desconoce qué es hacer huelga.
"No entiendo", responde cuando Jordi Évole le pregunta sobre la huelga de mujeres. Además, añade: "Si hay fruta, siempre trabajamos, sea fiesta o no".
Salvados pone cara a la precariedad de la fresa, una realidad de "trabajo, esclavitud y sufrimiento" vivida en el campo.
Salvadosmuestra en este vídeo el terrorífico testimonio de una temporeraen 'el caso Moguer'. En él, la mujer afirma haber sufrido, como otras compañeras, acoso sexual por parte de su jefe en el campo: "Nos empezaba a rozar y a poner la mano encima".
Jordi Évole habla en Palos-Moguer, en Huelva, con la abogada Aintzane Márquez sobre los abusos sexuales que varias temporeras han denunciado sufrir por parte de sus jefes. "Soy abogada en una organización internacional que se llama 'Women's Link'. Nosotras litigamos casos en los tribunales para avanzar en los derechos de las mujeres y las niñas", afirma Márquez.
La abogada Aintzane Márquez muestraa Jordi Évole un vídeo en el que se puede ver las pésimas condiciones a las que se ven obligadas a vivir las temporeras cuando llegan a España para trabajar en el campo.
"'El País' sacó algunos vídeos de las trabajadoras en los que se ven que las duchas tienen arena y están sucias. Esto es ya una cosa que nos decían ellas mucho, como que están llenas de insectos y que había mucha aglomeración, en las habitaciones había muchas mujeres, más de las que cabían", critica Aintzane Márquez, abogada de la Organización Internacional 'Women's Link'.
"En lo que se refiere al acoso sexual, lo que las temporeras nos trasladaron es que su jefe entraba en las habitaciones cuando ellas estaban ahí, sin su permiso. Entraba, incluso, cuando se estaban duchando", explica la abogada de la Organización Internacional 'Women's Link'.
Además, Aintzane Márquez explica que "les hacía como un gesto en la cama como de 'siéntate aquí conmigo'" y que las temporeras le contaba "que, por ejemplo, cuando están trabajando, los espacios son muy reducidos y que él pasay las toca".
"Estando embarazada se metió su manijero dentro de la casa y le dijo 'friki-friki', que es la palabra del campo con la que pide que se acueste con él", explica una joven a Jordi Évole sobre el acoso que vio en primera persona de un encargado a una temporera.
"Entonces, la mujer, según como ella pudo explicarle, porque no sabe hablar español, le dijo que no, que estaba embarazada y que era Ramadán, que no la podía tocar; él le dijo que no pasaba nada, que le podía hacer otras cosas", continúa la mujer.
Una temporera recuerda en Salvados cómo un día mientras estaba en el campo cogiendo fresas vivió una situación machista por un manijero: "Me dijo que iban a empezar ya con la fresa, que si quería entrar, que ya sabía. O me acostaba con él o no trabajaría".
Aunque la mujer destaca que su respuesta fue tajante y le dijo que eso se lo tendrá que decir "su encargado", afirma que otras mujeres "habrán tragado" para conseguir el trabajo.
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