En Alicante, la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta inicia una operación policial, que tiene como objetivo la detención de varios miembros de dos familias rivales. El motivo: El uso de armas durante un enfrentamiento.

Se trata de dos familias de etnia gitana que no han denunciado los hechos, pero que han sido investigados por la policía.

Se dirigen de noche hacia el domicilio de una de las familias. Se adentran en el portal esperando que se encuentren dormidos. Con la mano temblorosa, un agente timbra y procede a echar la puerta abajo. Entran con rapidez y gritan pidiendo que se tumben en el suelo. Son seis individuos: los padres y cuatro hijos, que chillan ante la presencia de los agentes.

Un inspector se lleva aparte al patriarca de la familia, al que le pide que le entregue la pistola que posee para finalizar cuanto antes la inspección. El hombre dice que es su mujer la que sabe dónde se está.

Un agente esposa al hijo de 18 años, a pesar de las protestas. Llega el secretario judicial que pone en marcha el registro del piso. Los familiares hablan en lengua caló para que no les entiendan.

Registran los cuartos: abren cajones, levantan camas, registran la ropa… El padre esquiva continuamente las preguntas del inspector.

La mujer se decide a entregar el arma. Acude acompañada de los agentes hasta una habitación. De un cajón saca un bolso que comienza a abrir. Alarmados evitan que toque el arma. Se hacen con la pistola, que está cargada.

El hijo esposado reclama la pertenencia del arma. La madre, sin embargo, contradice sus palabras explicando que la recogió en un contenedor pensado que era de juguete.

Tras la detención del patriarca de la familia, la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta de Alicante prosigue a detener a otros miembros de la misma familia.

Varios agentes están en la calle completamente armados. Es de noche y se dirigen al portal de un edificio. Aunque con dificultad, consiguen entrar. Suben las escaleras y se colocan en disposición de ataque frente a la entrada del piso. Un agente dispara con su escopeta en el manillar de la puerta, de una patada la tira y se adentran pidiendo a los ocupantes que se tumben en el suelo. Entre los gritos de los familiares, localizan al hermano y al sobrino del patriarca, que son esposados.

Registran la casa en busca de armas, pidiendo colaboración. Tras varios rodeos, el padre de la familia indica a un agente que quite un cuadro colgado en la pared. Al extraerlo, en la alcayata se divisa una llave enganchada. La coge, y el delincuente le indica el lugar donde está escondida una caja fuerte. La abre y en su interior encuentra una pistola cargada.

La Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta de Alicante, sigue con la operación policial. En esta ocasión, persigue a los implicados de la otra familia.

Nuevamente, en la noche, los agentes se preparan para adentrar en la vivienda. Echan abajo la puerta del portal, y a continuación, la del piso. Entran con fuerza pidiendo a la familia que se tumbe en el suelo. El patriarca llora, y gime que no es malo. Hay niños en la vivienda.

Comienzan el registro en busca de armas. Preguntan directamente al patriarca que se levanta del sofá, y se dirige hasta una habitación acompañado por los policías. En un cajón encuentran un revólver, que dice haberla comprado en un rastrillo.