El chef Chicote se traslada a Aranjuez para reflotar un restaurante con una realidad: el negocio va cuesta abajo y el conductor de Pesadilla en la cocina nada más probar la comida y ver la cocina ya sabe el porqué.

Un desastre colosal. Así podría describirse lo que ocurre en la cocina y en la sala del 'Rusiñol', un restaurante ubicado en la monumental localidad madrileña de Aranjuez en la que un padre y un hijo, ambos cocineros en el local, viven enfrentados por la forma de ver el negocio.

Pedro, el padre, cree que su hijo no está todavía preparado para hacerse cargo del restaurante. Sin embargo Chema, el hijo, está convencido de que su padre no da lugar a la evolución y siempre le reprocha que no confía en él.

Mientras tanto, el 'Rusiñol' vive sus peores momentos, encerrado en un local que parece estar "atrapado en el tiempo" y con unos procedimientos más dignos de un negocio de residuos que de un restaurante. Al conocer la realidad que se vive ahí dentro, Chicote alucina: "Lo que me extraña es que no hayan venido todos los del pueblo con hachas y palos", asegura.