A pesar de la gran cantidad de tránsito que pasa por las cercanías de La Ermita, el restaurante no funciona y Carlos sólo considera la mala señalización del local como la causa de todos sus males. Sin embargo, el chef Chicote descubre que los problemas son muchos: no hay organización, el servicio de comidas se descontrola con asiduidad, el sistema de comandas es caótico, no tienen carta ni precios fijados.
Y, además, grandes pérdidas de dinero debido a las continuas invitaciones a comer con las que sorprenden a sus amigos. Una enorme desorganización fruto de la falta de acuerdo entre los socios y de la convicción de Carlos de saberlo prácticamente todo acerca de hostelería. Para complicar las cosas, el restaurante cuenta con un joven cocinero formado en un tipo de cocina internacional que en La Ermita no tiene cabida y que ha adquirido los vicios de Carlos entre fogones al aprender de él cocina española. Además, las diferencias en lo profesional se han trasladado a lo personal, distanciando a dos hermanas antes inseparables y deteriorando la relación de pareja entre Carlos y Susana. El resultado: un ambiente tenso y un servicio deficiente que provoca que los clientes se vayan insatisfechos.
El difícil carácter de uno de los dueños y su convicción de que no necesita ayuda dificultará la tarea de Alberto Chicote
El nuevo desafío de Alberto Chicote será complicado desde el principio. Las hermanas saben que necesitan ayudan pero Carlos se niega a admitirlo y no acepta las críticas fácilmente. Su actitud ante las primeras observaciones del chef Chicote auguran que el camino será duro y Alberto tendrá que hacer de tripas corazón en más de un momento para conseguir limar las asperezas que hay entre los socios. Sólo así conseguirá que detecten que es un cambio de actitud y un giro en la gestión del negocio lo que La Ermita necesita para convertirse en un restaurante deseable para el paladar de cualquier viajero.
El objetivo: dejar a un lado las diferencias
Ante la actitud orgullosa de los socios, Alberto Chicote decide someterles a una cura de humildad. Además, se ha propuesto arrancarles un firme compromiso para que se tomen en serio su negocio y se comporten de forma responsable. En cuanto a la cocina, el chef formará al cocinero en ciertas técnicas culinarias para que deje atrás algunos de sus defectos. No será fácil pero Alberto Chicote utilizará sus habituales y poco ortodoxas técnicas para conseguir reflotar un restaurante con mucho potencial pero que está al borde el desastre.
Pérdidas de 4.000 euros en invierno
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Chicote sabe que Dari y Álex, propietarios del 'CD Estoril II', tienen que cambiar su forma de gestionar el club, pero para conocer la urgencia de ese cambio es necesario que la pareja comparta con el chef su realidad.