El equipo de Pesadilla en la cocina viaja hasta Fuenlabrada para echar una mano a Manuel, el propietario de Magalia, con el objetivo de reflotar su restaurante. El veterano hostelero conduce al chef hasta su mesa, y en su recorrido se encuentra con una "exposición de postres" que no le gusta nada a Alberto Chicote.

"Pero están aquí sin tapar, refrigerar ni nada. Encima, veo que están aquí los baños. Es decir, que por aquí pasa todo el mundo", comenta escandalizado Chicote. Sentarse en la mesa tampoco es una experiencia que resulte de su agrado, debido a la suciedad que observa en las sillas.

"La primera impresión de Chicote es que me ha tocado la moral, por darle un nombre suavecito", reconoce Manuel ante las cámaras. "Yo diría que me ha tocado otra cosa, pero no lo voy a decir por educación", insiste. Sin embargo, no tiene pelos en la lengua para "arrear" a sus trabajadores, tal y como observa el chef.

Javi, uno de los empleados, le asegura a Alberto que el problema del Magalia se llama "Manuel Martínez" y que su jefe tiene "un carácter muy fuerte". Cuando el dueño del local escucha este comentario, no puede evitar hacer un chiste al respecto. "Se va a enterar el 'hijoputa' este a final de mes. Va a cobrar por la polla", dice riendo en la cocina.