La negativa del Partido Popular, con el apoyo de Vox y la mirada de perfil de Cs, a retirar la medalla a Franco en Calatayud aboca al Ayuntamiento a sanciones inusuales en España. En 1951, este consistorio concedió una medalla de oro al dictador, pero la Ley de Memoria Democrática de Aragón establece la eliminación de símbolos franquistas del espacio público y la invalidación las distinciones oficiales a sus representantes. Pero el de Calatayud no es el único caso registrado en España.

Atendiendo a la Ley de Memoria Histórica de 2007, que también establece que las menciones conmemorativas de exaltaciones de la sublevación militar de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura están prohibidas, muchos ayuntamientos con nombres franquistas tendrían que cambiarlo. Es el caso de municipios como Guadiana del Caudillo (Badajoz), Alberche del Caudillo (Toledo), Villafranco del Guadiana (Badajoz), Villafranco de Guadalhorce (Málaga), San Lorenzo de Yagüe (Soria) o Quintanilla de Onésimo, en Valladolid.

Otros ayuntamientos, obedeciendo la ley, sí se lanzaron a cambiar su nombre. Por ejemplo, Queipo de Llano, en Sevilla, pasó a llamarse Los cinco de la Riuela; Bembézar del Caudillo, en Córdoba, se llamó simplemente Bembézar. Lo mismo sucedió con Águeda del Caudillo, en Salamanca, que finalmente se denominó Águeda. Y en esta línea, cabe recordar que el régimen se inventó una serie de pueblos. ¿Cómo? Levantando el Instituto Nacional de Colonización, dependiente entonces del Ministerio de Agricultura.

Con este plan pretendía repoblar las zonas más deprimidas de España y convertir dichos terrenos de secano en tierras de regadío. Así empezó a inventar una serie de pueblos en toda España. Entre 1940 y 1970 la dictadura se inventó 300 pueblos en 27 provincias, la gran mayoría en Andalucía y Extremadura. El régimen contrató arquitectos y se llevó por delante todo lo que encontraba en los campos para levantar esas pequeñas ciudades.