Las cartillas de racionamiento se implantaron en España, por orden ministerial, durante la posguerra en 1939 para luchar contra el hambre. Durante 13 años asistió con  pan, arroz, harina, leche en polvo o aceite a millones de españoles. Han pasado 74 años, y algunos políticos quieren restaurarla aunque con otros nombres.

En el Ayuntamiento de Barcelona se ha creado una 'visa solidaria'. No es una cartilla como la que usaban nuestros abuelos, porque está adaptada a las nuevas tecnologías y al nuevo siglo, pero su objetivo es el mismo: dar alimentos a quien no tiene para comer.

"Daban lentejas y medio kilo de azúcar por persona"

Algunos recuerdan que "daban lentejas y medio kilo de azúcar por persona". Otros recuerdan "los cupones", para "recoger el aciete". Con esta 'tarjeta monedero' ayudara a 3500 familias catalanas. Aseguran que este sistema dignifica más y no estigmatiza al usuario que traducido viene a ser algo así como hacer sentir menos pobre al que ya lo es.

Con cartillas, con sello o con tarjetas electrónicas lo cierto es que los datos hablan por sí solos, según UNICEF, dos millones de niños pasan hambre, y no hablamos del llamado tercer mundo, pasan hambre aquí, en España. Familias que hasta hace unos años eran clase media-alta, con piso en propiedad, trabajo e ingresos. Con la crisis lo perdieron todo y ya no tienen forma de llenar la nevera. La única salida, para estas familias, son los comedores o los bancos de alimentos.

Paloma Escuedero, Directora de UNICEF, asegura que "en España, la pobreza, tiene rostro de niño".

Ahora Extremadura se apunta también al mismo sistema. Ha anunciado un bono de supermercado. Unas 20.000 personas podrán tener acceso a esta ayuda.  En una tarjeta se carga el dinero y se cambia por alimentos, igual que ya se hace en México, Ecuador o Brasil.

"En España, la pobreza, tiene rostro de niño"

Según José Antonio Monago, el Presidente extremeño, es un sistema que dignifica a las personas y evita las colas. Todos coinciden en que lo importante es que no parezca lo que es, pero en el fondo todo se vuelve a traducir a lo mismo: no hay trabajo, no hay dinero, se acaban las ayudas, y se acude a por alimentos para poder comer.

Andalucía, donde seis de cada 100 niños viven en pobreza, también ha presentado su plan contra el hambre. Se trata de que los niños tengan tres comidas al día en el colegio. Las familias pierden recursos, las ayudas para el comedor han bajado hasta un 50% en algunas comunidades, el IVA de los menús escolares ha subido un 21%, las familias se asfixian y con sellos como nuestros abuelos o con modernas tarjetas las familias subsisten con los productos de primera necesidad que les dan. Todos a la espera de lo mismo: un trabajo.