El Gobierno de Andalucía pretende controlar el uso de pozos ilegales en Doñana, por lo que muchos serán clausurados en el plazo máximo de cinco años e incluso algunas fincas agrícolas podrían ser cerradas.

Los agricultores aseguran que llevan años haciendo esfuerzos para evitar sacar agua de los acuíferos, modernizando los sistemas de riego o haciendo un consumo responsable. Dicen que se podrían llegar a perder 60.000 empleos y cerrar 500 empresas. También afirman que se pueden llegar a perder 500 millones de euros en importaciones.

Los campos de fresas, en el entorno de Doñana, necesitan agua. Pero según los colectivos ecologistas sacarla directamente de los acuíferos del parque hace mucho daño al futuro de del ecosistema. Podría llegar a desertificar la zona y afectar no solo al entorno de este parque natural, también a acabar con los cultivos.

Las alternativas para evitar todo esto y que nadie salga perdiendo existen. Juanjo García, miembro de WWF Doñana, ha afirmado que "reciclar agua de depuradoras y mediante un tipo de tecnología moderna, que ya está implantada en países como Israel, se podría conseguir que no se llegue a tanto consumo de agua y tener una agricultura que sólo dependa de los recursos que se generan en la comarca".

Los agricultores, se encomiendan ya incluso a la virgen, claman una ayuda divina para salvar sus cultivos.