Los padres de Fernando llevan un año y medio luchando por la libertad de su hijo. El 19 de febrero de 2010 Fernando perdió su teléfono móvil mientras celebraba su cumpleaños. Inmediatamente llamó a su compañía para bloquearlo. Dos días después, su teléfono apareció a 5 kilómetros de la escena de un atraco.

Los atracadores que le robaron el móvil asaltaron 7 coches en una misma noche. En una primera rueda de reconocimiento, varios testigos aseguraron que la cara de Fernando era parecida a la de uno de los asaltantes. Sin embargo, durante el juicio, varias chicas afirmaron que la estatura de Fernando no coincidía con la del ladrón.

Según el abogado de Fernando la prueba es insuficiente, pero para la jueza fue decisiva. Fernando fue condenado a 10 años de carcel junto a otros dos asaltantes. Una pena excesiva porque Fernando no tenía antecedentes.

Ya en la cárcel, uno de los otros dos asaltantes escribió una carta a Teresa, la madre de Fernando. En ella decía que no conocía de nada a su hijo y que era inocente. Incluso el director de la cárcel defiende su causa. Llegó a iniciar una investigación por su cuenta y declaró ante el juzgado asegurando que era la primera vez en 33 años que defendía a un preso.

Todo esto es insuficiente para el Tribunal Supremo, a quien han intentado recurrir en varias ocasiones. Alegan que la palabra de un preso no tiene credibilidad. Ahora todas sus esperanzas están puestas en lo que parece la prueba definitiva: el documento que acredita que Fernando llamó a su compañia de teléfono dos días antes de que se produjeran los atracos.