La espontaneidad y la franqueza que caracterizaron a la infanta Pilar de Borbón en sus declaraciones públicas le hicieron ganarse la fama de ser la Borbón más campechana, locuaz y mediática, aunque esto le hizo verse envuelta polémicas en más de una ocasión.

A pesar de que siempre arrancaba sus comentarios ante los periodistas con un "no hablo de mi familia", su verbo fácil le llevaba a opinar sobre asuntos relativos a los miembros de la Familia Real o al ámbito político.

"Me pregunten lo que me pregunten, contesto lo que me da la gana. Ahora, con 83 años, no me corto un pelo", resumía la infanta Pilar su forma de ser.

Aunque no rehuía los micrófonos, su genio le llevó a veces a descalificar las "chorradas" que le preguntaban los reporteros o los programas del corazón, de los que decía que eran "pornografía", porque "desnudan a la gente en público hablando de cosas que no conoce nadie".

Cuando se emitió la serie de televisión Felipe y Letizia en 2010, se indignó porque los personajes se parecían a los entonces príncipes "como un huevo a una castaña".

"Es un horror. Sobre todo, porque conozco los originales", dijo la tía de Felipe VI para desacreditar el serial.

Preguntada en un ocasión por doña Letizia, no dudó en afirmar que era "mucho mejor y más lista" que Lady Di y que estaba preparada para casarse con su sobrino y asumir que la vida en palacio era "casi como un convento".

Protectora siempre de su familia, se publicó que dio cobijo en su chalé de Calviá a la infanta Cristina y a Iñaki Urdangarín cuando tuvo lugar el juicio del caso Noós y salió en defensa de la pareja mientras el proceso estuvo vivo.

"Nadie es culpable hasta que los jueces no lo digan. Con lo cual, a callar", zanjó la pregunta de un periodista.

Tras la condena a prisión de Urdangarin, "Doña Pi" se mantuvo al lado de su sobrina Cristina. "La pobre chica lo ha pasado mal", lamentó.

A la hermana mayor del rey Juan Carlos se le atribuye el que fuera la que confirmara el rumor del noviazgo entre la infanta y Urdangarin.

Tanto su casa de Madrid como la de Mallorca fueron puntos de encuentro familiares, como cuando cumplió 80 años y reunió a los reyes Juan Carlos y Sofía, a Felipe VI y a la infanta Elena junto al resto de su familia.

Aunque tampoco le gustaba hablar de política, reveló su disgusto por el acuerdo de Gobierno de coalición entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias cuando se conoció el pacto a los pocos días de celebrarse las elecciones del 10 de noviembre.

"Los políticos en este país deberían ocuparse de España y no de sí mismos y de sus partidos. La mayoría están por ocupar un puesto y estar en la Moncloa como sea", se quejó en una entrevista.

Del desafío independentista de Cataluña que estalló en octubre de 2017 con el referéndum ilegal, admitió que era un asunto "complicado, difícil y doloroso" y que Felipe VI lo estaba pasando "muy mal".

La duquesa de Badajoz discrepó igualmente con la exhumación de Franco: "Para qué quitarlo de ahí. Es como si me dicen quite usted a Felipe II. Pues no, no me parece bien".

Lo que más quebraderos de cabeza le causó fue la polémica sobre la sociedad que tuvo en Panamá desde 1974 a junio de 2014, pocos días después de la proclamación de Felipe VI.

"Me encuentro muy bien. El escándalo lo han montando ustedes. No tiene más que leer el comunicado, si sabe leer", le espetó a un reportero que le inquirió acerca de la controversia.