Los bomberos que trabajaron ayer en el incendio que ha devorado una finca de dos edificios en el barrio de Campanar, en Valencia, dejando nueve víctimas mortales entre sus más de 130 viviendas, se jugaron la vida para salvar a los vecinos que aún quedaban en la vivienda. Incluso se llegaron a despedir de sus compañeros por Walkie viendo que la situación no mejoraba.

Para los bomberos, cada planta era una batalla. El fuego corría deprisa por todo el edificio y eran incapaces de frenarlo. Todo se fue de las manos en cuestión de segundos. Cuenta la periodista Marina Valdés en Más Vale Tarde que los bomberos se vieron entre la vida y la muerte. Cuando escucharon que aún quedaban personas en su interior tuvieron que tomar una decisión: si jugarse la vida por los demás o no. Y lo hicieron. Durante casi dos horas los bomberos se acercaban continuamente al balcón donde estaba atrapada una pareja, sobre todo para sofocar la zona con agua e intentar sacarlos a través de la cesta.

Pero fueron muchos minutos agónicos en los que, ante una situación tan crítica, los bomberos decidieron despedirse de sus compañeros por Walkie.

El jefe de Bomberos de Alcorcón, Raúl Esteban, ha comentado en Más Vale Tarde que "era tan virulento" que le recuerda "a las torres gemelas". "Podría haber colapsado el edificio", explica. "En ese momento los bomberos lo están dado todo, están exhaustos, y es cuando deciden despedirse de sus compañeros", añade.

De hecho, la mitad de las personas que recibieron ayuda psicológica en la zona del incendio fueron bomberos por la tensión y el estrés del trabajo que desarrollaron. "Nosotros estamos preparados para extinguir un incendio, no estamos preparados para que un incendio se nos vaya de las manos y no seamos capaces de apagarlo. Toda nuestra preparación va enfocada a que no se nos puede escapar, y cuando se escapa y seguimos luchando y no lo conseguimos, psicológicamente afecta mucho", explica Esteban.