Dani Alves ya ha cumplido una semana en prisión por agredir sexualmente a una joven en una discoteca de Barcelona. El futbolista aseguró en un primer momento que ni siquiera sabía quién era la joven, sin embargo numerosas pruebas contra él han provocado que acabe reconociendo que mantuvo relaciones sexuales con ella, si bien afirma que fueron consentidas y que no llegó a decir la verdad por miedo a confesar la infidelidad a su mujer, Joana Sanz.

La presunta agresión tuvo lugar a principios de enero, sin embargo el futbolista volvió a México, donde trabaja, tras lo sucedido. Las autoridades españolas estaban esperando a que volviera a España para detenerle, y fue cuando murió su suegra cuando pudieron hacerlo.

La esposa del futbolista está denunciando en sus redes sociales que, a pesar de ser una víctima colateral de lo sucedido, solo ha recibido amenazas en sus redes sociales, donde la tildan de "hija de p***", "pendeja" e incluso "cómplice de un violador".

"Es delictivo, es ciberacoso, es acoso en redes", ha aseverado Beatriz de Vicente, que ha asegurado que tiene "todo el derecho del mundo" de denunciarlo en la comisaría.