Liarla Pardo ha entrevistado a José Antonio López Guerrero, neurovirólogo y director del Grupo de Neurovirología de la UAM, para analizar la situación que afronta España en la crisis sanitaria que se está produciendo a nivel mundial por la expansión del coronavirus, y que en nuestro país ya ha dejado más de 70.000 personas contagiadas.

López Guerrero ha calificado de "muy buena noticia" que el porcentaje de personas que son ingresadas cada día en España por contagio de coronavirus vaya disminuyendo: "Con la llegada de los test rápidos se están haciendo más comprobaciones, y es un porcentaje real". En este sentido, ha destacado que "la mejor forma de valorar el pulso de esta pandemia es viendo el número de ingresados versus el número de altas, y por desgracia el número de fallecimientos".

Pero ¿qué sucederá en el momento en que se doble la curva del número de personas contagiadas por el COVID-19? El neurovirólogo ha señalado que "una vez que la curva empiece a cambiar de pendiente, significará que es el principio de una nueva etapa". No obstante, ha matizado esta apreciación: "Vamos a tener que esperar bastantes semanas para la apertura total de la movilidad. Una cosa es que se dé por concluido el estado de alarma, pero al día siguiente no se abrirán las discotecas o los campos de fútbol".

Los tratamientos que se usan contra el COVID-19

López Guerrero también ha hablado de los métodos y medicamentos que están siendo usado por los profesionales sanitarios para tratar a los pacientes contagiados por el virus. En concreto, de uno que se ha hecho muy popular en los últimos días: la hidroxicloroquina, un fármaco que se usa contra la malaria. Pero ¿está funcionando contra el coronavirus?

"La hidroxicloroquina, una vez que el virus entra dentro de la célula, en pequeñas vesículas, impide que se libere al citoplasma y empiece su ciclo replicativo. Se ha probado con otros parásitos que entran dentro de nuestras células, y está funcionando", ha afirmado el médico, que además ha analizado el uso del plasma como tratamiento para los pacientes afectados por la epidemia.

"Las personas que han pasado la enfermedad han desarrollado defensas y anticuerpos. Estamos separando la sangre, concentrando y filtrando ese plasma en proteínas que conforman los anticuerpos. No es una vacuna, no es la panacea, pero sí puede ayudar con otros tratamientos combinados".