Los más ricos son los que más contaminan, y mucho más que las clases medias y pobres. Lo ha demostrado el Laboratorio Mundial de Desigualdad.

El primero de los ejemplos son los jets privados: en cuatro horas emiten más dióxido de carbono que una persona durante todo un año. El segundo son sus súperyates: al año lanzan a la atmosfera 7.000 toneladas de dióxido de carbono y el año pasado se vendieron un 77% mas.

El tercero es la contaminación que nos vendrá, los viajes al espacio: solo los 11 minutos de Bezos, fundador de Amazon, en un vuelo parabólico emitieron más CO2 que un viajero durante toda su vida, que ya lanza 75 toneladas de carbono.

Otro ejemplo son los destinos de lujo. Ibiza es uno de los puntos del mundo que más contamina y pasa lo mismo con Paris, Munich o Cannes. Los más ricos no son de transporte publico, no son de mirar la factura de la luz o del agua. Así que mientras las clases medias y bajas se controlan más, ellos no.

De hecho, las clases medias ya cumplen el 50% de la reducción de carbono acordada por las Naciones Unidas para 2030, pero los ricos solo cumplen el 10%. Y parece difícil que se aprieten el cinturón energético.