Después de queel Partido Popular cerrara su pacto de Gobierno con Vox en la Comunitat Valenciana comienzan a darse las primeras consecuencias. La onda expansiva de los ultras está contaminando el resto de negociaciones.

Los candidatos de Vox en otras regiones están fuertes, más crecidos y en todas partes repiten que su guía es el modelo valenciano. Los candidatos del PP que aspiraban a gobernar en solitario lo tienen ahora más difícil.

No hay comparecencia ante los medios de los dirigentes del Partido Popular en la que no se les pregunte por el pacto de Valencia. "Me pilla bastante lejos porque la situación de la Comunidad Valenciana es totalmente diferente a la de la Región de Murcia", asegura Fernando López Miras, presidente de Murcia en funciones. Creo que cada comunidad autónoma tiene sus peculiaridades", responde María Guardiola Martín, presidenta del PP de Extremadura.

El pacto del PP en la Comunitat Valenciana se ha firmado con políticos como el número 2 de Vox allí, José María Llanos, que podría acabar siendo conseller de la Generalitat. Él ha dejado este viernes la frase política del día: "La violencia de género y la violencia machista no existen".

Ese es el ADN de la ultraderecha. Siempre lo ha pensado. Pero decirlo así y, sobre todo, ahora, ha provocado que el PP intente diferenciarse.

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, se ha pronunciado a través de su cuenta de Twitter: "La violencia de género existe y cada asesinato de una mujer nos conmociona como sociedad. Desde el PP no daremos ni un paso atrás en la lucha contra esta lacra. No vamos a renunciar a nuestros principios, cueste lo que nos cueste".

El problema es si es compatible no dar un paso atrás contra la violencia machista con firmar acuerdos con Vox para gobernar juntos. La ultraderecha niega la violencia machista y el PP lo sabe. Pero creen que a pesar de eso les compensa pactar con ellos.