Donatella Di Pietrantonio
Traductora: Maria Borri
Editorial: Duomo
Año de publicación original: 2023
Cómo hacerle justicia a una novela que te paraliza por completo. Cómo condensar en un texto mundano el viaje que supone La edad frágil desde que se abre hasta que se termina. Hay que intentarlo porque es un libro que merece ser leído. Y no es que esta novela os vaya a cambiar la vida, invente un nuevo género o vaya a terminar con las guerras. No. Lo que hace tan especial a la última obra de Donatella Di Pietratonio es su verdad. Pero verdad con mayúsculas.
'La edad frágil' lleva más de 350.000 ejemplares vendidos en su Italia natal y ganó el prestigioso Premio Strega en 2024
Antes de ir al meollo, un dato: La edad frágil lleva más de 350.000 ejemplares vendidos en su Italia natal y ganó el prestigioso Premio Strega en 2024, el galardón más importante de la literatura italiana. Esto os debería poner sobre aviso. Estamos ante una obra realmente sobresaliente.
Un regreso incómodo
La edad frágil nos cuenta la historia de Lucía, una mujer de mediana edad que trabaja como fisioterapeuta en un pueblecito italiano de los Apeninos y cuya hija universitaria vuelve a casa obligada por el estallido de la pandemia en 2020. O eso cree su madre. A partir de aquí veremos cómo el estado anímico de Amanda —la hija— hace alusión al título de la novela.
Sin ganas, encerrada en su habitación, sin rumbo y sin aparente posibilidad de arreglo. Lucía ve como su hija no encuentra su sitio o no quiere encontrarlo. Pero hay un motivo para esa fragilidad. Un suceso violento que la ha bloqueado y, hasta cierto punto, traumado. Y este es, precisamente, el nexo de unión entre Amanda y su madre. Porque ella también guarda una fragilidad. Un suceso que da paso al verdadero punto de anclaje de la novela y cuyas consecuencias impregnan toda la historia que se narra a caballo entre dos momentos separados en el tiempo.
Italia, 1997
El suceso en cuestión ocurrió de verdad. Sacudió a toda Italia en 1997. Tres adolescentes decidieron escalar el monte Majella, en la zona de Pescara. Por el camino se cruzaron con un hombre que empezó a perseguirlas, pidiéndolas que se desnudaran. Dos de las chicas acabaron asesinadas a tiros. La tercera logró escapar milagrosamente. No sin secuelas psicológicas de por vida, claro.
A raiz de la historia real, Di Pietrantonio coge lo esencial, el crimen, y teje a su alrededor una historia familiar
Donatella Di Pietrantonio, que ya nos removió con La retornada, iba camino de Roma cuando en la autopista vio aquella montaña y revivió en su mente aquella historia. Algo en su interior despertó. Aquel doble feminicidio volvió a su cabeza para no salir. No podía explicarse cómo aquella tragedia se había olvidado de una forma tan sencilla. El tiempo, simplemente, la había enterrado. El crimen se convirtió en una especie de obsesión que le llevó a La edad frágil.
A raíz de la historia real, Di Pietrantonio coge lo esencial —el crimen— y teje a su alrededor una historia familiar. Lucía es la que vivió el crimen de cerca cuando tenía la edad de su hija, pero no fue ninguna de las afectadas.
Violencia y silencios
El feminicidio le ha servido a la autora para, en torno a él, hablar de temas que le arden por dentro: las relaciones deterioradas entre padres e hijos, la resiliencia de las madres para sufrir siempre en silencio, la incapacidad emocional de los padres para expresar sus sentimientos, nuestra falibilidad a la hora de hacer las cosas bien porque hacerlas mal es más fácil... en definitiva, la fragilidad.
Donatella Di Pietrantonio se las arregla para que el terrible crimen siempre pulule por la novela aunque no desvele nada hasta el final. Mantiene de forma soberbia ese "pero qué pasó" que te preguntas como lector. Y te lo preguntas porque flota en el aire y porque ha afectado a todos y cada uno de los personajes que desfilan por las páginas de La edad frágil.
Todos somos susceptibles de sufrir la violencia. Vivimos inmersos en ella
Incluso Amanda, que no lo vivió y es de una generación posterior, acaba involucrada y afectada por el terrible suceso. Y eso que ella ya lleva a cuestas el suyo propio. Algo que no deja de ser una forma para que, como lectores, conectemos con el crimen de 1997. Porque, por desgracia, todos somos susceptibles de sufrir la violencia. Vivimos inmersos en ella. Sobre todo las mujeres. Devolviendo la voz a lo que ocurrió, la autora quiere reivindicar los derechos de todas ellas.
Di Pietrantonio te arrolla con las palabras. Pero lo hace con una calma casi anestésica. No hay gritos en esta novela, no hay dramones ni trifulcas, a pesar de lo durísimo de los hechos. Algún grito esporádico más alto que otro, pero ninguno necesario para zarandearte como lector. La prosa de La edad frágil te mece y te subyuga para destrozarte cuando las piezas están colocadas. Porque aquí importa tanto lo que se dice como lo que se calla. Y lo que se calla es un mundo entero.
Sigue el canal de Ahora Qué Leo en WhatsApp para estar al tanto de todas nuestras reseñas, reportajes y entrevistas.