Navidad, en casa. Es el mensaje que ha enviado este miércoles Salvador Illa al anunciar el plan consensuado con las autonomías para las fiestas, que contempla restringir la movilidad entre comunidades del 23 de diciembre al 6 de enero.

El ministro de Sanidad teme a la movilidad: sabe que, hasta ahora, cuando se ha abierto la mano y los desplazamientos se han multiplicado, los contagios se han disparado justo 15 días más tarde.

Ya ocurrió en los puentes de julio y agosto, cuando todo el país tenía plena libertad de movimientos: dos semanas después, la incidencia prácticamente se duplicó. Así, pasamos de 37 el 25 de julio a 79 dos semanas después; y de 109 a 189 en el caso del puente de agosto.

En el siguiente puente, el del Pilar, el 12 de octubre, ninguna comunidad cerró sus fronteras, aunque sí hubo restricciones para salir de ciertos municipios en algunas de ellas. Aun así, unos 37,5 millones de españoles pudieron ir adonde quisieron. 15 días después, la incidencia se disparó: pasó de 263 a 410 casos. En Aragón, donde este puente es particularmente especial, la incidencia directamente se duplicó.

En los puentes de noviembre -Todos los Santos y la Almudena- solo los habitantes de Extremadura y los dos archipiélagos podían salir de sus respectivas comunidades, aunque tampoco tenían muchos lugares adonde ir, ya que prácticamente todas las regiones decretaron cierres perimetrales, con lo que solo 4,4 millones de ciudadanos podían salir.

¿Qué paso en aquella ocasión? La respuesta es que la curva bajó y empezó su descenso en esta segunda ola. Ahora, de cara al puente de diciembre, y con la Navidad a la vuelta de la esquina, solo canarios y baleares podrán salir de sus regiones.