La guerra de Ucrania no sólo se está librando en las ciudades y pueblos amenazados por Rusia. Además del frente del Donbás o de Odesa, hay otro campo de batalla en la guerra: las bibliotecas. Se están purgando en todo el país.

Están 'desrusificando' su cultura. Borran todo lo que represente a Rusia. Y eso incluye los libros. Los lanzan en una furgoneta para llevarlos a reciclar. Es una iniciativa de los libreros. Ofrecen un descuento del 10% para todo aquel que quiera cambiar su libro ‘ruso’ por otro ‘ucraniano’ y con los ejemplares entregados los envían al reciclaje. Los beneficios los donan al ejército ucraniano.

Esta es la iniciativa privada de los libreros dirigida a purgar las librerías particulares. Pero la idea de que hay que desprenderse de todo libro que huela a ruso está también alentada por las autoridades ucranianas. Se está practicando también en las bibliotecas públicas. Oleksandra Koval, directora del Instituto del Libro de Ucrania, al inicio de la guerra dio las directrices de qué había que retirar de las estanterías. En primer lugar, los libros de contenido anti-ucraniano. Son aquellos con narrativas imperialistas prorrusas. En segundo lugar, los autores rusos modernos publicados en Rusia después de la caída del mundo soviético y la independencia de Ucrania. Y ahí entra todo tipo de literatura: romántica, negra, infantil, etc. En tercer lugar, los clásicos. Textos como ‘Crimen y castigo’ de Dostoievsky o ‘Eugenio Onegin’ de Pushkin. Según la directora del Instituto del Libro de Ucrania deben sacarse de las bibliotecas públicas y escolares y solo estar disponibles en las bibliotecas universitarias o científicas. Defiende esta medida porque considera a estos libros como inquietantes y dañinos. Raíz del mal y el totalitarismo por extender la idea de Rusia como salvadora del mundo. Se salvan de la quema los textos científicos y técnicos siempre y cuando no haya ningún desliz ideológico.

Como norma general, todo libro en ruso debe ser sustituido por el equivalente en ucraniano. Hay 19 millones de ejemplares en ruso en las bibliotecas públicas. Hasta la fecha ya han eliminado 11 millones. Sumando libros en ruso, de contenido anti-ucraniano, de autores recientes o de escritores clásicos son 100 millones los ejemplares que las autoridades de Ucrania consideran que hay que 'desrusificar'.