Los primeros aranceles
La guerra de los pollos, el origen de la globalización proteccionista que Trump revive en el siglo XXI
¿Por qué es importante? El enfrentamiento comercial de los años 60, que empezó con el pollo estadounidense inundando el mercado europeo, dejó una huella en el comercio global que persiste a día de hoy.

En la década de 1960, la globalización, aunque todavía en sus primeras etapas, ya comenzaba a mostrar las grietas de un sistema económico interconectado, pero profundamente desigual. La Guerra del Pollo, un enfrentamiento aparentemente trivial, pero trascendental, marca uno de esos momentos decisivos en los que se sentaron las bases del comercio internacional tal y como lo conocemos hoy.
En un contexto donde Europa aún veía al pollo como un lujo reservado para las clases altas, Estados Unidos, con una producción avasallante, democratizó este alimento básico, creando un exceso de oferta que no tardó en desembarcar en el viejo continente a precios bajos.
Este aluvión de pollo estadounidense, sin embargo, trastocó a los productores europeos, especialmente en Francia y Alemania, que no tardaron en alzar la voz, alegando que el dumping estadounidense amenazaba con destruir sus mercados locales. Como respuesta, Europa, con el respaldo de las políticas proteccionistas de la época, impuso aranceles a las importaciones de pollo, iniciando una guerra comercial que escaló rápidamente.
Los Estados Unidos, no dispuestos a ceder, respondieron con un arancel que perduraría durante generaciones: un 25% de gravamen a los coches extranjeros. Y no a cualquier coche, sino a las camionetas, aquellas furgonetas que no solo fueron vehículos de transporte, sino símbolos culturales de los años 60, como la famosa Volkswagen Kombi, el vehículo elegido por los movimientos hippies para recorrer el mundo con su mensaje de paz y amor.
Este arancel tuvo consecuencias devastadoras para la industria automotriz europea, especialmente para Volkswagen, que vio cómo sus modelos más exitosos, como la Kombi, desaparecían de los concesionarios estadounidenses, un golpe que marcaría el fin de una era para la marca alemana en el mercado norteamericano.
En definitiva, la guerra del pollo no solo fue una disputa sobre carne barata, sino el primer indicio de cómo las decisiones comerciales de una nación pueden afectar profundamente a la economía global.
Ahora en el siglo XXI, donde el escenario de la globalización sigue siendo un tema candente, pero esta vez bajo la égida de Donald Trump, quien, al igual que sus predecesores, se ha encontrado en una lucha constante por el control de los flujos comerciales internacionales.
Sin embargo, Trump ha ido un paso más allá: se ha convertido en el gran defensor de una corriente proteccionista que pretende frenar la globalización, una postura que lo ha enfrentado tanto a aliados como a adversarios.
En un giro que pocos habrían imaginado, ha surgido una imagen viral que refleja esta paradoja. En un meme que circula por las redes, se puede ver al líder ultraderechista estadounidense abrazado del Subcomandante Marcos, el emblemático líder zapatista que, en su lucha en el sur de México, luchaba contra las políticas de libre comercio y en favor de un sistema económico más justo y equitativo.
La imagen, que puede parecer una broma de mal gusto para algunos, encierra una verdad: tanto Trump como el Subcomandante Marcos coinciden en un diagnóstico, aunque con objetivos diametralmente opuestos. Ambos comparten la crítica a un sistema globalizado que, según ellos, ha favorecido a unos pocos en detrimento de los más desfavorecidos.
Sin embargo, mientras que el Subcomandante Marcos aboga por una reestructuración del comercio global en favor de los pueblos más vulnerables y oprimidos, Trump lo hace en favor de los intereses comerciales de Estados Unidos, buscando preservar el poder de las grandes corporaciones y defender lo que considera "lo autóctono" frente a las amenazas externas.