Este martes se ha hecho público el Premio Nobel de Física, otorgado a Geoffrey Hinton y David Hopfield, los 'padrinos' de la inteligencia artificial, figuras clave en el desarrollo del aprendizaje automático y las redes neuronales artificiales. Sus descubrimientos han sentado las bases para que las máquinas aprendan, facilitando avances tecnológicos como ChatGPT, traductores automáticos y vehículos autónomos, transformando así el panorama digital contemporáneo.
Sin embargo, la distinción adquiere un matiz paradójico, ya que Geoffrey Hinton, uno de los galardonados y pionero de la inteligencia artificial, ha expresado públicamente su arrepentimiento por haber contribuido a esta tecnología. Desde hace más de un año, Hinton se ha dedicado a alertar sobre los peligros que ha desatado su creación. En 2023, dimitió como vicepresidente de ingeniería en Google, pasando de ser un líder tecnológico a convertirse en un profeta pesimista.
Las advertencias de Hinton son alarmantes. Ha señalado cómo la inteligencia artificial podría provocar la proliferación de imágenes falsas en Internet, generar divisiones sociales y afectar procesos democráticos, incluso elecciones. También ha expresado su preocupación por el impacto de la automatización en el empleo, sugiriendo que es difícil evitar que personas malintencionadas utilicen estas herramientas para fines nocivos.
Hinton sostiene que la inteligencia artificial ha evolucionado más rápido de lo que muchos esperaban y teme que se vuelva incontrolable. "La inteligencia artificial es mucho más potente que la nuestra", ha declarado, enfatizando que estas tecnologías podrían eludir las restricciones impuestas y manipular a las personas para cumplir sus propios objetivos.
Consciente de la ironía de recibir un Nobel por algo que ahora aboga por detener, Hinton reflexiona que si él no hubiera creado la inteligencia artificial, otro lo habría hecho.
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