¿Independencia armamentística?

España y Europa pueden armarse sin Estados Unidos: el 80% del nuevo gasto militar se queda en casa

¿Por qué es importante?
Con Airbus y Navantia al frente, España ya es el octavo exportador mundial de armas. El Gobierno apuesta por una autonomía estratégica real: más industria propia, más compras europeas y solo un 5% de dependencia tecnológica de EEUU.

España y Europa pueden armarse sin Estados Unidos: el 80% del nuevo gasto militar se queda en casa

Pedro Sánchez lo ha dejado claro: "Sólo Europa va a proteger a Europa". Con esa frase, el presidente del Gobierno ha justificado el aumento histórico de 10.471 millones de euros en gasto en Defensa.

El mensaje es doble. A quienes acusan a España de claudicar ante la presión de Donald Trump para alcanzar el 2% del PIB en gasto militar, el Gobierno les responde con hechos: no se trata de seguir órdenes de Washington, sino de blindar la autonomía estratégica del continente. Y para ello, España y Europa apuestan por armarse sin depender —o dependiendo lo mínimo— de Estados Unidos.

La estrategia pasa por reindustrializar el sector de la defensa en clave europea. De los 2.000 millones de euros extra que se destinarán a la compra de material militar, el 80% irá a parar a empresas españolas.

Airbus y Navantia lideran un sector que ya coloca a España como el octavo exportador mundial de armas. Tres de cada 100 euros que se mueven en el mercado global de armamento tienen sello español.

España puede fabricar y ensamblar una amplia gama de sistemas: desde aviones de carga hasta destructores, pasando por misiles antiaéreos, artillería o vehículos blindados. En 2022, nuestro país exportó armamento por valor de 7.500 millones de euros.

El resto de necesidades se cubrirán principalmente con compras a socios europeos. Alemania lidera en blindados, Francia en submarinos nucleares, Italia en electrónica militar y Suecia en misiles y armamento antitanque. Incluso el caza F-35, si se adquiere, se comprará al Reino Unido.

El problema, sin embargo, está en las entrañas de la tecnología. Muchos sistemas fabricados en Europa siguen necesitando componentes clave de Estados Unidos. Desde chips hasta sistemas de guiado, pasando por los misiles que equipan a nuestros buques: sin la tecnología estadounidense, solo fabricamos cascos vacíos.

Sánchez ha reconocido esta realidad y ha cifrado en un 5% la parte del gasto militar que seguirá destinada a material estadounidense. La clave del futuro, según el Gobierno, es reducir esa dependencia sin romper la interoperabilidad con los aliados.

Pero el mensaje político ya está lanzado: Europa debe poder defenderse sola. Y España quiere estar en la primera línea de esa independencia.