Adiós a las frases racistas

Decir "trabajo como un negro" o "me engañaron como a un chino" ya no puede seguir siendo normal: toca revisar lo que decimos

Las consecuencias Aunque muchas de estas expresiones se han dicho siempre, su origen es profundamente racista. Asociar lo negro con lo malo o lo gitano con lo sucio perpetúa estereotipos. El lenguaje también discrimina, y debe cambiar.

Decir "trabajo como un negro" o "me engañaron como a un chino" ya no puede seguir siendo normal: toca revisar lo que decimos

"Trabajo como un negro", "me engañaron como a un chino", "tengo la negra", "no hagas el gitano"… ¿Te suenan? Seguro que sí. Lo preocupante es que todavía mucha gente las dice sin pensar, como si fueran expresiones normales. Pero no lo son. Son frases cargadas de racismo. Y el Gobierno ha dicho basta.

Desde el Ministerio de Igualdad han lanzado una campaña para que dejemos de usar estas expresiones que, aunque se han dicho "de toda la vida", están llenas de prejuicios. El objetivo: hacernos conscientes de cómo el lenguaje que usamos todos los días también puede ser una forma de discriminación.

La campaña apunta directamente a esas expresiones que tenemos tan integradas que ni las notamos. Por ejemplo:

  • "Trabajar como un negro" o "trabajar como un chino": ¿de verdad hay que asociar ciertos orígenes con trabajos forzados o explotación?
  • "Me engañaron como a un chino": otra frase ofensiva que perpetúa estereotipos falsos y dañinos.
  • "Tengo la negra", "mano negra", "oveja negra": ¿por qué lo negro siempre tiene que ser algo malo?
  • "No hagas el gitano", "vivimos como gitanos", "hueles como un gitano": racismo puro y duro, camuflado como 'dichos populares'.

Y no es solo cosa de la calle. Gente en cargos públicos también las ha usado. Esteban González Pons, del PP, soltó un "¡no se dedique a hacer el indio!", con toda la solemnidad del mundo. Y el exministro Miguel Arias Cañete dijo en una entrevista que en los jesuitas aprendió "a trabajar como un negro". Sí, en serio.

Pero quizás el ejemplo más brutal fue el de una candidata del PP que, al definirse, dijo con total tranquilidad: "No soy una perra judía". Una barbaridad que dejó a todos helados… y que demuestra por qué esta campaña es más urgente que nunca.

Porque el lenguaje construye la forma en la que vemos el mundo. No es inocente. Si desde pequeños aprendemos que "lo negro es malo", que "hacer el gitano es portarse mal", o que "los chinos engañan", estamos sembrando prejuicios que luego cuesta mucho desarraigar.

La campaña del Gobierno busca precisamente eso: abrir los ojos. Hacernos ver que lo que nos parece "normal" muchas veces es solo costumbre… y no por eso está bien. El hecho de que algo se haya dicho siempre no lo hace menos dañino. Ahora nos toca a todos pensar antes de hablar. Porque no vale decir "yo no soy racista" si luego usas expresiones que sí lo son.