El Papa Francisco ha marcado un antes y un después en la concepción de la Iglesia sobre el matrimonio homosexual. El pontífice realizó una declaración histórica afirmando que las parejas homosexuales tienen derecho a casarse y formar una familia, porque es la primera vez que un papa apoya claramente las uniones civiles entre parejas del mismo sexo.

Sin embargo, en la Iglesia española hay obispos que están muy lejos de Francisco. Por ejemplo, Juan Antonio Reig Plá, obispo de Alcalá de Henares. Su nivel de homofobia llega a no querer ni decir la palabra homosexual.

"Es una palabra que yo no empleo, es una palabra de rapto y maquillaje del lenguaje", ha llegado a afirmar. Pero esa no ha sido ni mucho menos su única declaración polémica al respecto.

El religioso también cree que la homosexualidad se confirma y que acaba en prostitución. "A veces para comprobarlo se corrompen y se prostituyen, o van a clubs de hombres nocturnos. Os aseguro que encuentran el infierno", sostuvo en unas declaraciones de 2012.

Una opinión que Joaquín Castellón ha calificado como "absurda, homófoba, tendenciosa, desinformada, ignorante, arcaica y denunciable". Sin embargo, ha llegado a ir a más.

En entrevistas ha dicho que si los padres ven comportamientos homosexuales en sus hijos deben llevarles a expertos, y que él está seguro de que si la práctica de "actos homosexuales" no ha enraizado se puede resolver con terapia. El milagro de curar gays.

Con esa ocurrencia se puso manos a la obra y organizó en su diócesis terapias ilegales, clandestinas. Salvajadas para sanar homosexuales de las que logró hacer eco eldiario.es. La conferencia episcopal le apoyó. Y, obviamente, su concepto de matrimonio es el de iglesia: "Una unión entre un hombre y una mujer".

La misma línea sigue su discurso sobre el aborto, pero con alguna que otra barbaridad más incluida: "Mantener el derecho al aborto es sostener la corrupción del Estado. Si se puede matar al inocente indefenso, toda corrupción imaginable es posible y podría ser garantizada como Derecho", afirmó en 2013. De hecho, llegó a asegurar que el aborto era "un holocausto silencioso".

Pero su irresponsabilidad sanitaria llega al máximo nivel hablando de anticonceptivos que evitan muchas enfermedades y que para él son bozales. Una malicia dice que solo lleva al goce, dice: "Hace que la persona sea un objeto sexual".

El religoso también ha llegado a afirmar que "los matrimonios canónicos tienen menos violencia doméstica que los denominados por él 'inestables'": "Los matrimonios canónicamente constituidos tienen menos casos de violencia domestica que aquellos que son parejas de hecho o personas que viven inestablemente", afirmó el prelado.

Y aumentando el nivel de absurdez perpetró una web: 'sexólicos anónimos'. Su único fin era acabar con la lujuria, la hipersexualidad y alcanzar la sobriedad sexual.

Con este panorama no sorprende que hace unos años oficiara una misa, con bandera preconstitucional incluida, en honor de los mártires franquistas. Cuentan que se entregó a su publico y que Blas Piñar llegó a emocionarse y llorar. El líder fascista aseguró que nunca había escuchado a ningún sacerdote hablar así.