Antes no era así...

El Dacia Sandero, el coche asequible que ya no pueden permitirse los obreros

¿Por qué?
Los sueldos estancados y el encarecimiento del automóvil han roto el vínculo que Ford creó entre producción y consumo: hoy fabricar un coche no significa poder comprarlo.

El Dacia Sandero, el coche asequible que ya no pueden permitirse los obreros

En 1914, Henry Ford sacudió los cimientos de la industria. Redujo la jornada laboral a 40 horas semanales, concedió vacaciones y bajas pagadas, y duplicó el sueldo diario de sus empleados hasta cinco dólares. Fue visto como una locura… hasta que se convirtió en una revolución.

Lo hizo por razones empresariales, no por altruismo: quería atraer a los mejores trabajadores y, sobre todo, que sus empleados pudieran comprar los coches que producían. Aquel salario equivalía a más de 130 dólares actuales al día, lo que suponía unos 3.300 dólares mensuales de hoy.

En poco más de cuatro meses, un obrero de Ford podía comprarse un coche nuevo: el Ford T costaba unos 825 dólares. Así nació el 'fordismo': un modelo en el que el trabajador era también consumidor.

Ese principio impulsó el crecimiento económico del siglo XX y moldeó la clase media. Pero hoy, 110 años después, se ha desmoronado.

"Uno de mis obreros no se puede comprar un coche nuevo, ni un Dacia", ha admitido Luca de Meo, consejero delegado del Grupo Renault. Y no habla de cualquier marca: Renault vendió en 2024 los dos modelos más populares de Europa —el Dacia Sandero y el Renault Clio— y el Sandero sigue siendo el más vendido en España en 2025, con 11.972 unidades hasta abril. Su precio base: 13.940 euros.

El problema es que los salarios no acompañan. En España, el salario mínimo es de 16.576 euros brutos al año, y el medio ronda los 31.698. Comprar un coche implica endeudarse, ahorrar durante años o renunciar a otras necesidades básicas.

Henry Ford quería que sus obreros se llevasen el coche a casa. Hoy, solo pueden verlo marcharse de la fábrica.