Durante toda la infancia de Pilar, la vinculación de su familia adoptiva con Sor María, la religiosa que le dio a su hija de adopción, se mantiene. "Siempre nos decía que con fe todo se conseguía, que qué preciosa era la niña...", expuso su padre, Alejandro Alcalde, en Equipo de Investigación. Sin embargo, cuando la joven fue creciendo, decidió saber quién era su madre adoptiva.
"Cuando mis padres se separaron yo eché de menos a mi madre biológica, he vivido obsesionada con ella", explicó la joven a Equipo de Investigación. Entonces, su padre decidió pedir ayuda a Sor María, pero le negó cualquier ayuda porque existía un documento, presuntamente firmado por la madre biológica, en el que exponía que su identidad debía ser desconocida.
Sin embargo, Pilar no desistió. Educada en la fé católica, pensaba que la religiosa le daría el nombre de su madre. "Me dijo que no, que mi madre no quería saber nada de mí. Que por qué la quería buscar, que a saber lo que me encontraría, que podía ser prostituta o drogadicta...", expuso la joven.
Sin embargo, su padre adoptivo fue diagnosticado con una enfermedad y su temor a que se quedara sola le hizo intentarlo una vez más. Tampoco lo consiguieron: "Me dijo que no, que qué barbaridad".
El banco estaba cerrado
El misterioso comportamiento de Antonio y Ana María horas antes de su desaparición: se reunieron a escondidas con el subdirector del banco donde tenían sus ahorros
Rogelio, el subdirector del banco en el que tenían todos sus ahorros, les atiende cuando la sucursal ya está cerrada. Están reunidos 21 minutos antes de que el matrimonio desaparezca. Estas imágenes evidencian que Rogelio es la última persona que los ve con vida.