Los juguetes abarcan el 30% de las alertas por producto peligroso que recibe la Comisión Europea. Equipo de Investigación acude a un laboratorio donde analizan la seguridad de estos productos: desde la inflamabilidad de un peluche y los residuos que desprende al arder al riesgo de atragantamiento que puede conllevar un juguete comprado online.

Así, someten a los juguetes a entre 15 y 20 pruebas distintas para evaluar su peligrosidad y aspectos como si el juguete resiste a los impactos o si, por el contrario, se rompe y puede resultar un riesgo para los niños.

De acuerdo con este laboratorio, la mayoría de fallos corresponden a "incumplimientos químicos", un peligro que no se ve a simple vista y cuyos efectos pueden demorarse años, pero que -advierten- puede incluso "afectar al crecimiento del bebé". Puedes ver su explicación en el vídeo.