Dos tatuajes por 60 euros era la oferta que les ofrecía un tatuador. Les dijo que había estado tatuando en Barcelona y les citó en lo que se suponía que era su estudio. Ellos, Patricia y Adrián, confiaron en su experiencia. "Era como una silla y unos cuentos dibujos con las máquinas de tatuar y las cintas", recuerda la afectada sobre la apariencia de su estudio.

Ella le pidió un dibujo, pero modificando varios detalles. El resultado fue tal que no se ha vuelto a poner manga corta. Le pintó puntos alrededor del dibujo. Entonces pensó que le había salido demasiado caro. Su pareja le pidió un tatuaje en honor a su hija. Pero el diseño resultante no se parece nada al que pidieron, aseguran Patricia y Adrián.

"No hay por dónde cogerlo. Si digo que lo ha hecho mi hija cuando tenía cinco años, cuela mejor", lamentó Adrián. Patricia recuerda que se sintieron "fatal" tras ver el resultado de sus tatuajes. "Pasé todo el fin de semana sin parar de llorar", expresa. Ambos intentaron denunciar y les dijeron que no podían recoger la denuncia.

(*) Desde laSexta.com estamos recuperando los mejores momentos de la hemeroteca de Equipo de Investigación.