Carlos Ríos apostó por abrir una clínica de nutrición en pleno centro de Madrid. El centro llegó a tener ocho empleados y unos ingresos de cerca de 200.000 euros. Sin embargo, un año después entró en números rojos. Una extrabajadora contó a Equipo de Investigación que el centro de nutrición cerró porque Carlos Ríos "no supo gestionar un negocio que era suyo y no estaba todo lo atento que debería estar". "Yo diría que la última vez que vino Carlos fue en prepandemia. Entiendo que cobraron más peso otras cosas que en ese momento estaban en más auge", expresó la exempleada.

Por su parte, Ríos defendió al respecto que él no dirigía el negocio de la consulta, sino que lo hacía su "socia, que era la directora del centro". "Mi trabajo era promocionarla, pero no salió bien. Al final yo creo que es un trabajo en equipo que no funcionó y por eso cerramos. Ojalá hubiera ido bien porque al final he perdido dinero", reconoció el nutricionista.