Un día más, El Intermedio ha conectado con Mikel Ayestarán, que ha visitado un hospital cardiológico en Kiev. Allí se ha encontrado con que los pacientes han sido trasladados tres pisos bajo tierra y ha sido testigo de historias tan terribles como la de una señora de 84 años que ha sido operada a corazón abierto y que, como señala el periodista, "ahora no podría volver a su casa porque ésta ya no existe". También ha contado que en el hospital ya se nota la escasez de "antibióticos y oxígeno", ya que "los hospitales del sistema público ucraniano no están preparados para una guerra, como los de muchos países".

Respecto a la moral de los ucranianos ante el avance de las tropas rusas, Ayestarán ha señalado el clima de resignación, pero también de orgullo, entre la población local y, como ejemplo, ha relatado el caso de un sacerdote que se ha encontrado en Kiev: "Estaba el hombre con su sotana, con su crucifijo dorado al pecho y el Kalashnikov esperando a que vinieran los rusos".

Sobre los corredores humanitarios, Ayestarán se muestra escéptico: "Yo lo recuerdo de la época de Siria, donde también estaban los rusos por medio, y aquello era un lío". También ha señalado que el supuesto alto el fuego no es real, porque "Putin quiere ir hasta el final y no tiene posibilidad de dar marcha atrás". Puedes ver la crónica completa en el vídeo sobre estas líneas.