Mallorca crecía y crecía al compás que marcaba el turismo y las inauguraciones del presidente popular. Su última obra fue el Palma Arena, un velódromo faraónico inaugurado en 2007 para albergar el campeonato mundial del ciclismo en pista. Matas dio allí su principal mitin de campaña, pero solo unos días después, perdió el gobierno balear y abandonó la política. La fiesta terminaba.

Nada más entrar, el nuevo gobierno autonómico denunció un sobrecoste en el Palma Arena y el juez José Castro comenzó una investigación junto a la Fiscalía Anticorrupción de Baleares.

José Castro: "Aquello fue un desastre yo creo que deliberado, es que se fraccionaban las adjudicaciones para eludir trámites que eran exigidos por la Unión Europea".

Los primeros imputados comenzaron a desfilar por el juzgado de Castro en el año 2009. La construcción del Palma Arena se había presupuestado en 48 millones de euros y finalmente costó casi 100 millones.

A pesar del coste, la Unión Ciclista Internacional no homologó las instalaciones porque la pista estaba astillada y las mamparas de cristal que separan al público de la pista no son seguras, por eso no se pueden celebrar competiciones de alto nivel. "Se decía que no eran carpinteros que eran albañiles a los que se les había dado una bolsa de clavos y un martillo y por eso se habían facturado 900.000 euros", asegura Castro.

La investigación fue desgranando uno a uno los contratos irregulares de la construcción del velódromo, pero el mayor misterio del Palma Arena todavía hoy sigue sin resolverse. "Nadie sabía qué pintaba ese ascensor allí", dice Castro. Tal y como se vio en un programa de Salvados "un ascensor que comunicaba el aparcamiento con la presunta pista de atletismo, un ascensor que no lleva a ningún lugar".

El juez Castro cree que sería un asunto de risa si no fuera tan serio: "Si no fuera porque estaba en juego tanto dinero público que podía haber discurrido hacia Sanidad, hacia Educación si no fuera por eso causa risa"

El caso Palma arena se dividió en 30 causas separadas muchas no tenía nada que ver con el velódromo pero en el centro de todas aparecía siempre el mismo nombre, Jaume Matas.

Castro: "Hacemos un registro de una conocida agencia de publicidad y encontramos unas facturaciones al Govern balear por un contrato ficticio era para pagar el señor Matas los servicios que le había prestado un periodista que le escribía los discursos. También se encontraron referidos a campañas electorales notas que decían 'no facturar al PP' 'facturar en B' y al final el gerente del Partido Popular que era el cuñado de Matas llegó a un acuerdo y lo reconoció expresamente: que había una caja B en el Partido Popular"

El juez quería saber si el escándalo del Palma Arena tenía relación con el patrimonio de Jaume Matas y de su mujer: "Hemos intentado que ese lucro se demostrara, es poco menos que imposible porque ningún empresario va a decir que ha dado dinero a ningún político. Lo único que se ha demostrado es que ha habido un incremento de patrimonio enorme".

Aunque no se ha podido demostrar que el enriquecimiento de Matas fuera ilícito, el expresident balear sí fue condenado por prevaricación, trafico de influencias, malversación o fraude. Entró por primera vez en prisión en 2014.

La investigación del Palma Arena guardaba una última sorpresa, en 2010 se habría la pieza que más impacto iba a tener en la opinión pública, la pieza 25. "A la pieza 25 no se llegó buscándola, se encontró en un registro documentación alusiva al Instituto Noos", explica Castro. Un caso que dio mucho que hablar en la siguiente década.