El camino a casa de Máximo Huerta le lleva a su escuela. El periodista entra recordando a Antonio, el profesor que le castigaba por ser muy hablador y a Melchor, un muy buen educador. El ex ministro confiesa que era muy charlatán y le reconoce al presentador que utilizaba ir a la papelera a sacar punta al lápiz para hablar. "Es que se hacían amigos sacando punta", le responde con complicidad Albert Espinosa. Los dos caminan por el pasillo y el entrevistado le reconoce tener un nudo en el estomago. "Te hemos traído a alguien muy especial aquí", le dice el presentador.

"Hola Maxi" es lo primero que escucha Máximo al cruzar la puerta. Ahí está su querido Melchor, con quien se funde en un abrazo. El maestro recuerda la afición a la lectura y la escritura de su alumno. "Recuerdas cuando los viernes por la tarde, al final de la clase venías y me decías 'este fin de semana voy a escribir un cuento'", narra Melchor, que continúa: "y llegabas el lunes por la mañana, a las nueve y decías: 'don Melchor, ya lo he escrito, lo puedo leer'". El hombre prosigue recordando cómo tenía que calmarlo haciendo cálculo, para luego dejarle leerlo. "Ya tenías madera de escritor", le dice a su exalumno.

El escritor toma la palabra y explica: "Melchor era el padre que nunca tuve, la parte masculina de la familia" porque su padre estaba muy ausente por su trabajo. Su antiguo maestro desea que le concedan el Premio Princesa de Asturias y que cuando este recibiéndolo se acuerde de "ese maestro sencillo de tu pueblo, Buñol".

(*) Desde laSexta.com estamos recuperando los mejores momentos de la hemeroteca de El camino a casa.