"Yo he pasado por aquí mil millones de veces, viendo esta estatua, queriendo ser como él, soñando con que algún día sería torero, soñando con que algún día me reencontraría con mi padre", confiesa Manuel Díaz 'El Cordobés' a los pies de la estatua de Manolete. El diestro se abre en canal con Albert Espinosa para hablar largo y tendido acerca de la complicada relación con su padre, Manuel Benítez, y todo el tiempo en el que el también torero no ha querido reconocerle como hijo suyo.

Ahora que por fin ha conseguido todo lo que buscaba en la vida, Manuel Díaz echa la vista atrás y asegura que "si tuviese que volver a pasar por ello para conseguirlo lo volvería a hacer". "Los sueños se cumplen", dice con convencimiento. Al menos, en su caso. "Cuando dices que los sueños se cumplen te refieres a que hace nada te pudiste abrazar con 'El Cordobés'. Yo tengo una foto de ese momento", dice el presentador haciéndole entrega de la imagen, que en el vídeo que acompaña a estas líneas vemos en todo su esplendor.

"Aquí hay un niño arrodillado que ha conseguido su sueño de abrazarse con su padre", describe Espinosa y reconoce Díaz. Para él, 'El Cordobés' era "un personaje, una leyenda". Sin embargo, su madre y su abuela siempre le habían dejado claro siempre quién era su padre biológico y él no dejó de luchar hasta que por fin consiguió que la celebridad del toreo aceptara su paternidad, hace apenas un año.

"Ese niño ha estado ahí metido mucho tiempo, luchando. Sin esas bases fuertes, tu vida está tambaleándose siempre. Cuando yo decido que necesito esto es para reforzar mi vida", cuenta y reconoce que el proceso no ha sido nada sencillo. "Cuando con una persona no consigues... después de hacer las cosas, creo, lo más correctas y lógicas posibles...", lamenta.

Para él, encontrarse con Manuel Díaz en eventos o por casualidad era como encontrarse con esa parte que buscaba de él mismo, confiesa. "Yo creo que este reencuentro ha sido una necesidad vital, pero no para mí como hijo, sino para mi padre como mi padre también. No solo yo he encontrado a un padre; mi padre ha encontrado un hijo también".

Ahora es cuando ambos se dan cuenta del tiempo perdido que no van a poder recuperar. "El tiempo se nos ha ido de las manos a los dos, porque cuando estamos juntos estamos seguros de que hubiésemos... hablamos el mismo idioma, entendemos lo mismo, nos gusta y nos apasiona lo mismo... hubiésemos sido un complemento vital el uno para el otro", reflexiona.