Una mujer en un supermercado tiene una forma muy peculiar de comprobar si el producto es el adecuado. Además de no llevar guantes, se pasa el pepino por varias partes del cuerpo. "El problema es que en caso de que no lo quiera va a tener que ser desinfectado", dice Alfonso Arús.

Se desconoce la utilidad que le dará la mujer al pepino y por qué parece medirlo con varias zonas de su cuerpo. "Claramente lo va probando con todas las partes del cuerpo con las que lo va a utilizar después y ninguna de ellas es la boca", dicen entre los colaboradores.