En el gran fraude perpetrado en los Juegos Paralímpicos de Sydney 2000 con la Selección Española de Baloncesto tuvo dos grandes damnificados: Juan Pareja y Ramón Torres (Ray), los dos únicos jugadores convocados que tenían realmente discapacidad. Ellos no fueron informados del gran engaño que estaba tejiéndose en la sombra y también fueron castigados con la retirada del oro olímpico y la imposibilidad de volver a competir en 12 años.

Sin embargo, este mal trago no fue al único al que tuvieron que enfrentarse. "Además, estaban excluidos totalmente del grupo. Ellos bajaban a una sala donde había videoconsolas y jugaban, mientras que los otros diez se iban a visitar Sydney y a hacer excursiones", relata Javier Vega, entrenador del Club Baloncesto Alcalá entre 1998 y 2006, en 'Anatomía de...'.

A Vega le cuesta rememorar este vergonzoso episodio, que conoce de la mano de su amigo Ray. "Yo hablé mucho con él. Los dos lloramos mucho y me contaba cosas como esta. Me decía, 'Rufus, es que no querían saber nada de nosotros'. Y eso es muy triste", afirma. "¿Tú crees que los jugadores sin discapacidad trataron mal a Pareja y a Ray?", le pregunta Mamen Mendizábal. "Sí, les trataron mal. Esa indiferencia es maltrato", responde con contundencia.

La convivencia, explica Juan Pareja, fue "muy distante, muy separada, muy fría". "Iba todo el equipo como muy sobrado de todo. A mí y a Ramón nos daban de lado. A la hora de la comida, en el comedor, ellos se ponían en grupo, y nosotros, aparte", recuerda.