Goleada histórica
Así se gestó en el descanso el "prácticamente imposible" 12-1 de España ante Malta: "Venga, que esto no ha terminado"
El contexto Once goles, 12 tras el tanto de Malta, necesitaba España para estar en la Eurocopa de 1984. Al acabar el primer tiempo tan solo eran tres dianas las que se habían marcado, pero todo cambió en esa caseta: "Era un gol cada cuatro minutos", cuenta Lobo Carrasco.

El 21 de diciembre de 1983 es parte de la historia del fútbol español. Del deporte español, mejor dicho. Porque ese día, ese mágico día, fue cuando España se clasificó para la Eurocopa de 1984. Para el torneo celebrado en Francia en el que la Selección quedó subcampeona. Pero todo empezó en ese momento. Todo empezó en ese invierno con el partido frente a Malta.
Con el inolvidable partido frente a Malta. Porque lo que sucedió fue lo que fue. Eran 11 los goles que España necesitaba para estar en el torneo. Once. Y se marcaron 12. Fueron los que debían ser para obtener el pase. Lo que se debía hacer para estar en el campeonato disputado en el país vecino.
Para que el combinado dirigido por Miguel Muñoz entrara en los libros de historia del deporte en España. Para que incluso los que no habíamos nacido sintamos la emoción con ese último gol de Juan Señor en el minuto 84. El definitivo. La diana final narrada por el inolvidable José Ángel de la Casa.
Porque lo que parecía imposible se logró. Porque es de esas cosas que pasan una vez cada muchas, muchísimas veces. Porque dio origen a la leyenda... y también a no pocas habladurías. Teorías. Historias para explicar qué es lo que sucedió y cómo pudo pasar que España marcase ante una selección rival prácticamente un gol cada cinco minutos. Y eso que todo comenzó en el 16' con el tanto de Santillana. Con uno de los cuatro tantos de Santillana.
"Un gol cada cuatro minutos"
Y es que la situación no era ni muchos menos halagüeña. Al descanso tocaba heroica. El resultado, 3-1, hacía que se necesitasen nueve en apenas 45 minutos. "La gente se miraba, empezamos a enumerar nuestras ocasiones y creímos en un 'se puede'", relata el Lobo Carrasco sobre la situación al descanso en el vestuario.
La calculadora estaba clara, como afirma el Lobo. Era "un gol cada cuatro minutos". Es lo que tocaba. Era la sensación en la caseta. "Muñoz entró y dijo, 'venga, que no ha terminado'. Como capitán, les levanté el ánimo", cuenta José Antonio Camacho.
Un Camacho que estaba completamente solo en defensa. "Había tres delanteros centro", destaca el Lobo Carrasco de un partido en el que hasta Maceda estaba de '9' y define la táctica como "cuatro futboleros de la leche esperando centros".
Sin tiempo para celebrar
No había tiempo ni para celebrar. "Cuando marcábamos, íbamos para atrás. ¡Ni celebramos!", recuerda Camacho. Necesitando nueve goles, todo tiempo es poco. "Nuestra meta era poner el balón a los ocho o diez segundos en el centro del campo", cuenta Señor.
Señor, el autor del 12-1. En el 84. Con esa celebración de José Ángel de la Casa. Ese "¡Señor! ¡Gol de Señor!". Se le escapó un gallito, en un tanto que parecía estar predestinado para Señor. "Tenía que ser así. Tenía que ser yo", relata al recordar ese penalti que falló en el encuentro ante Malta. Algo de lo que, dice Lobo Carrasco, "la gente no se da cuenta": "Lleva la mochila todo el partido. Marca el 12 y se la quitó".
A saber si se dieron cuenta también del tema de los recogepelotas. Porque todos jugaron ese partido. "A cada metro del terreno de juego en el exterior había uno" para que no se perdiera ni un segundo de tiempo, cuenta Julio Maldonado.
Del 62 al 64, tres goles. Uno por minuto. Dos de Maceda y uno de Poli Rincón. "Fue una puta locura", cuenta Maldonado de este tramo clave que dio alas a España. Porque la cuesta ya era menos empinada.
Porque la historia estaba ya a 'solo' cuatro goles. En 26 minutos. Y llegaron. Santillana en el 76, Poli Rincón en el 78, Manu Sarabia en el 80 y Juan Señor en el 84. La misión, completada con éxito.
Del tongo a los limones envenenados
Y así se forjó el milagro. Y así llegaron las habladurías y las teorías. Una de ellas, la del tongo. "¿Es que no puede haber algo que sea de verdad bonito, por mérito? ¿Todo tiene que tener un lado oscuro?", se pregunta Señor.
Otra es la de los limones. La de los limones envenenados. "Recuerdo que entró al vestuario un hombre pequeño vestido de blanco con una bandeja grande de limones cortados", afirmaba uno de los jugadores de Malta. "Después de chupar los limones nos empezamos a sentir bastante mal. Me sentía borracho, como si hubiese estado toda la noche de fiesta", aseguraba otro. "Estaba muy cansado, realmente exhausto", decía un tercero.
A las pocas horas, en la prensa deportiva europea ya se cuestionaba el resultado. En la prensa alemana, se habla de tongo y estafa. Los franceses, se centran en lo inverosímil del resultado. Los suizos dicen directamente que el resultado es poco creíble.
Bonello, de llevarse 12 a anunciar cervezas
Y luego está Bonello. John Bonello. El portero de Malta. El que se llevó los 12. "Fui a hablar con él y me dijo que era imposible que le metieran 11 goles", cuenta Alfredo Relaño. Maldini va un paso más allá: "Llegó a decir que si le metían 11 se retiraba. No lo hizo, pero los 12 se los llevó. No era mal portero, pero aquí en España, en esa época, no jugaría ni en Tercera".
Lo que sí hizo es protagonizar un anuncio de una marca de cervezas española. En tono de humor, daba hasta las gracias por permitir que el milagro se hiciera realidad. "Debe ser la única persona del mundo que vive de que le han metido 12 goles", cuenta Maldini entre risas.
Al final, 12-1. Entre limones y teorías, España ganó a Malta por un resultado tan escandaloso como histórico dejando un imborrable recuerdo para todos los que vivieron dicho duelo. Para los que estuvieron en el Villamarín y para los que lo vivieron desde sus hogares por televisión. Y también para los que lo vemos ahora. Para los que en 1983 ni habíamos nacido y que hemos hecho nuestro eso de '¡Señor, gol de Señor!'
*Ya disponible el programa al completo de 'Anatomía de... Una goleada | España-Malta' en atresplayer.com.