Su nombre ficticio es Berta, pero la historia que ha vivido es real. Con 14 años fue madre y un año más tarde llegó a España desde Brasil, donde le dijeron que trabajaría como empleada de hogar. Sin embargo, la realidad fue otra: la joven fue conducida directamente a un club y le obligaron a prostituirse. Tras años de trabajo, pudo ir a su país a visitar a su hijo. Sin embargo, a los tres meses fueron a buscarla.

"De vuelta a España, cuando pasamos el control de pasaportes, yo miraba al policía implorándole con los ojos para que se diera cuenta de que era una menor", cuenta ella misma a la organización Amnistía Internacional. A pesar de los esfuerzos de la joven, le obligaron a prostituirse de nuevo. "Me dijeron que tenía que pagar las vacaciones que había tenido en Brasil", añade.

"Yo miraba al policía implorándole con los ojos para que se diera cuenta de que era una menor"

Finalmente, Berta acabó denunciando todo lo ocurrido y colaborando con la Policía. "A cambio de contarlo todo pedí protección, pero no me ayudaron en nada", explica. A día de hoy Berta sigue sin ser considerada una víctima de trata. El caso de la joven brasileña, que recoge en su página web Amnistía Internacional, no es un caso aislado. Según ha denunciado a laSexta.com el presidente de la organización en España, Esteban Beltrán, en los últimos tres años el número de personas identificadas como víctimas de trata supone únicamente entre un 1,4% y 1,5% de las que hay en realidad.

En nuestro país está fallando una parte fundamental de la protección de las víctimas: la identificación de las mismas, señala el experto. Según explica él mismo, el problema es que la decisión final de si la persona es una víctima de trata o no depende del mismo cuerpo que se encarga de la investigación policial. Por este motivo, "son tratadas como prueba de delito para perseguir a los mafiosos", añade.

Aún así, muchas de las veces, ni siquiera el haber ayudado en la investigación asegura su protección y son expulsadas a su país de origen. Esto ocurre porque las autoridades españolas priorizan el control de las fronteras a la protección a las víctimas de trata, opina Beltrán. "Al fallar la identificación falla todo el sistema", añade el experto.

Frente a las acusaciones de la entidad, fuentes consultadas de la Brigada Central contra la Trata de Seres Humanos de la Policía Nacional señalan que la prioridad de los cuerpos siempre es ayudar a las víctimas y, en segundo lugar, poner enfrente de la autoridad judicial a los responsables. Según relata la fuente al otro lado del teléfono, su trabajo es facilitar la situación a la víctima de manera que no sea ella quien tenga que declarar. "Lo suyo es recopilar cuantos indicios mejor y hacer una investigación lo más sólida posible", añade.

Para llevar a cabo la detección de las víctimas se sigue el Protocolo Marco de Protección de Víctimas de Trata de Personas, en el que se obliga a los agentes involucrados a "asegurar la recuperación y rehabilitación física, psicológica y social de la víctima". Por otro lado, el inspector consultado señala que es muy importante conocer su cultura y pone como ejemplo que los agentes están divididos en cuerpos especializados por nacionalidades. Por todo y desde su experiencia de más de diez años, la fuente policial asegura que los derechos de las víctimas prevalecen por encima de todo "porque así lo marca la ley y así tiene que ser".

Los derechos de las víctimas prevalecen por encima de todo "porque así lo marca la ley y así tiene que ser".

Proyecto Esperanza: todos los tipos de víctimas de trata necesitan protección

El caso de Berta es un ejemplo de trata de personas con fines de explotación sexual, pero hay otros tipos de trata, como pone sobre la mesa en su página web el Proyecto Esperanza, una entidad que lleva años trabajando con víctimas de trata.

Aicha, una joven de Marruecos, es otra víctima de esta lacra. Su historia nos la cuenta la propia entidad: en casa no tenían buena situación económica, lo que le impidió ir a la escuela y, por tanto, alfabetizarse. Entonces empezó a trabajar interna en un domicilio de su país. Un día, sin embargo, la llamó un matrimonio marroquí que vivía en España: le ofrecían trabajar cuidando de su casa y su hijo en la península ibérica. Ella aceptó. Pero, una vez allí, la joven fue sometida a explotación y trabajo forzado, siendo además víctima de "constantes humillaciones y agresiones físicas", además del control de sus movimientos, según relata la entidad.

La situación para Aicha cambió al año y medio, cuando tras sufrir una paliza gritó por una de las ventanas del domicilio y fue escuchada por una vecina. Hasta allí se desplazó una brigada de la Policía Nacional, quien encontró a la joven herida en el momento en el que la pareja intentaba ocultarla.

Casos como el de Aicha son los que intenta difundir el Proyecto Esperanza. Desde el cargo de Coordinadora de Sensibilización e Incidencia de la iniciativa, Marta González critica que las políticas públicas desarrolladas hasta el momento "solo tienen en cuenta a las víctimas de explotación sexual". La experta insiste en que existen otros tipos de trata reconocidos por el Código Penal: la trata con fines de explotación laboral, explotación para realizar actividades delictivas, extracción de órganos corporales y para la celebración de matrimonios forzados.

En este sentido, la experta manifiesta a lasexta.com la importancia de que el Estado español "amplíe sus obligaciones con todas las víctimas", y aporta datos de un estudio realizado por el Parlamento Europeo que concluyó que la principal finalidad de explotación de las víctimas de trata de personas continúa siendo la sexual (56%). Sin embargo, en siete estados europeos, entre los que se encuentran Bélgica, Portugal y Polonia, la mayoría de las víctimas identificadas fueron víctimas de trata con fines de explotación laboral.

Al hablar de los diversos tipos de trata, González se une al punto de vista de Beltrán y critica la actuación del Estado español en cuanto a la salvaguarda de estas víctimas. "Muchas veces interfieren otros enfoques, como controlar la inmigración irregular o la lucha de la criminalidad ilegalizada", expresa a este medio.

La preocupación de la entidad por los derechos de las víctimas ha aumentado tras el pasado 23 de septiembre, cuando la Unión Europea manifestó su nueva política de migración y asilo. Según alerta el proyecto en su página web, el actual pacto "podría tener un impacto negativo en la capacidad de solicitar asilo y de detectar indicios de trata" por imponer limitaciones de migración y centrarse en el control de las fronteras.

El actual pacto europeo "podría tener un impacto negativo en la capacidad de solicitar asilo y de detectar indicios de trata"

Cómo identificar a las víctimas de trata

Desde Proyecto Esperanza y la Policía tienen guías específicas para ayudar a la sociedad a identificar a las víctimas de trata. En estos documentos se señala que la carencia de documentos de identidad, la ausencia o escasez de dinero, la incapacidad de comunicarse libremente con amigos o familiares y el aislamiento social son signos que pueden alertarnos de que estamos ante una posible víctima de trata de personas.

Por otro lado, también existen una serie de indicios no verbales, como puede ser la presencia de desgana a la hora de hablar, la apariencia desaliñada, descuidada o rastros de maltrato, entre otros.

Al respecto de estas señales, la coordinadora de Sensibilización e Incidencia de Proyecto Esperanza insiste en que deben ser manejadas con cuidado. "No es una fórmula matemática", añade. Por este motivo, la experta recomienda hablar con una entidad especializada si observan este tipo de alertas para que el caso pueda ser estudiado. Además, la policía tiene un teléfono y email específicos para alertas sobre posibles casos de trata. Son el 900 10 50 90 y trata@policia.es. Toda la información al respecto está en su página web https://www.policia.es/trata/.